Al menos siete soldados de las fuerzas afines al Gobierno de unidad nacional libio murieron en la últimas horas en combates con miembros de la rama libia del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Abu Qrin, al oeste de la ciudad de Sirte, informó una fuente de Seguridad.

Entre los muertos figura el responsable de la unidad secreta de desminado, coronel Ibrahim Abdel Aal, y hay además 15 heridos, según la fuente.

"Las fuerzas (leales al gobierno de unidad) han endurecido su ofensiva sobre la zona de Abu Qrin", situada a medio camino entre la ciudad de Misrata y Sirte, bastión de los islamistas en la costa del Mediterráneo, agregó.

Aviones de combate bombardearon, por su parte, varias áreas en el este y oeste de Sirte que causaron un número indeterminado de bajas y desataron la confusión entre los yihadistas, señaló la fuente.

El denominado gobierno de unidad libio anunció a finales de abril que prepara una ofensiva para liberar Sirte, bajo control yihadista desde junio de 2015, e instó a todas las fuerzas del país a aparcar sus diferencias y sumarse a la misma sin buscar beneficios políticos propios.

Sin embargo, la reciente decisión del antiguo gobierno rebelde en Trípoli de establecer su propio centro de mando militar ha añadido más confusión a la ofensiva, de la que no se conocen detalles y que nadie sabe cuando podría comenzar.

Con el anuncio del gabinete liderado por Jalifa Ghwell son ahora tres los "centros de operaciones" que se preparan de forma descoordinada para el supuesto asalto de la ciudad, de la que varios miles de civiles han huido en los últimos días.

A parte de las tropas bajo el mando del antigua autoridad en Trípoli, considerada rebelde por la comunidad internacional, a las puertas de la ciudad operan los centros de mando dirigidos por el propio gobierno de unidad y por el general Jalifa Hafter, jefe del Ejército regular afín al Parlamento en Tobruk.

Expertos advierten de que la falta de coordinación y los intereses divergentes de los grupos, especialmente del de Hafter, amenazan con hacer fracasar la ofensiva y abrir un nuevo episodio en la actual guerra civil libia.

La descoordinación también favorece a los yihadistas, que ya han comenzado a lanzar ataques en el frente oeste y a buscar aliados en el este, donde han prometido a las tribus una amnistía general si se suman a su causa.

La semana pasada, el brazo de propaganda de la rama libia del EI aseguró que su objetivo es celebrar en esa ciudad el mes de ayuno islámico o Ramadán, que comienza a principios de junio.

rmlgv

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