Acababan de entrar muy serios en la sala en la que iban a reunirse por primera vez en casi dos meses cuando el socialista Pedro Sánchez extendió la mano hacia el presidente español en funciones, Mariano Rajoy. Este se abrochó entonces el saco, en un gesto que los periodistas entendieron inmediatamente como un rechazo.
La negativa de Rajoy a saludar formalmente al líder del Partido Socialista (PSOE), que tiene en estos momentos la iniciativa de intentar formar gobierno en España, centró a partir de ahí la atención mediática de una reunión llamada a terminar como empezó: con frialdad, distancia y sin opciones para un acercamiento.
Tras el encuentro, ambos intentaron rebajar la polémica que se había levantado por el hecho de que Rajoy no estrechara la mano de Sánchez.
“No tengo inconveniente en dársela ahora a la salida”, respondió Rajoy, líder del Partido Popular (PP), al periodista que le preguntó por ello y al que dijo que tampoco a él se la había estrechado. “Eso es más una anécdota que una realidad. La realidad es que nos hemos dado la mano en privado. En ese momento él estaba mirando a la cámara y no se ha dado cuenta”, dijo luego Sánchez.
Rebajar la polémica fue lo único en lo que los dos estuvieron de acuerdo tras un encuentro que no duró ni media hora y en el que descartaron todo pacto entre ellos para formar gobierno. Los dos quieren presidir un Ejecutivo y aunque fue al socialista al que se lo encargó el rey Felipe después de que Rajoy declinara intentarlo por no tener apoyos suficientes para la investidura, el líder del PP volvió a ofrecer al del PSOE entrar en una gran coalición de la que forme parte también el liberal Ciudadanos.
Es “lo más razonable, lo más sensato y lo mejor para España”, dijo Rajoy. Sánchez volvió a darle un no. El PP “se tiene que regenerar y limpiar, y sólo podrá ser si pasa a la oposición”, manifestó el socialista al ser preguntado por los nuevos escándalos de corrupción que golpean al partido de Rajoy desde las elecciones. Sánchez, no obstante, calificó la reunión como “útil”, pero lo cierto es que el encuentro no aclaró nada el complejo momento político de España.