La concentración de 150 jefes de Estado y de gobierno en una ciudad declarada en estado de emergencia por amenaza terrorista fue un espaldarazo al presidente francés, François Hollande, en su lucha contra el Estado Islámico.

“Lo que demuestra la gran presencia de jefes de Estado en París es que hay una solidaridad muy importante hacia Francia”, dijo a EL UNIVERSAL Gaspard Estrada, politólogo de la Universidad de Sciences Po. “Igualmente es un espaldarazo a Hollande en la guerra contra el terrorismo”, agregó.

Algunos líderes internacionales fueron incluso más lejos al acudir a la sala de conciertos Bataclan, uno de los escenarios de los atentados yihadistas, como fue el caso de los mandatarios de Estados Unidos, Australia, Canadá y Corea del Sur. “La visita al Bataclan demuestra explícitamente la voluntad de estos gobiernos de apoyar al gobierno francés contra el terrorismo”.

Pero las aspiraciones de Hollande no se limitan sólo a encabezar la cruzada contra el terror, están puestas en las presidenciales de 2017 y sabe que la COP21 representa una oportunidad para tratar de permanecer en el Elíseo.

“Hollande salió con crédito por su manejo de las atrocidades terroristas, por la declaración del estado de emergencia y la intensificación de los ataques contra el Estado Islámico. Pero ahora tiene la oportunidad de ganar aún más terreno proyectando la imagen de un líder internacional que tiene verdadera influencia global”, dice James Shields, profesor de política francesa de la Universidad Aston.

También Eddy Fougier, analista político del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de Francia (IRIS), considera que el foro climático podría ayudar a Hollande a revertir su baja popularidad.

La COP21 además es una oportunidad para devolverle influencia a París en el tablero europeo, actualmente dominado por Berlín.

“Francia busca tener influencia internacional. Sin embargo, es difícil en materia económica o militar. Europa está dominada por Alemania. El cambio climático y esta conferencia son para Francia una forma de recuperar un lugar importante, siempre y cuando sea un éxito la reunión”, dijo Fougier.

Gobierno, a prueba. La primera prueba de fuego para el gobierno socialista desde los atentados suicidas tendrá lugar el próximo domingo cuando Francia celebre elecciones generales.

Los pronósticos apuntan que en la primera y segunda vuelta, programada para el 13 de diciembre, el partido de extrema derecha, Frente Nacional, terminará gobernando algunas regiones.

Antes de la ola de ataques coordinados, la popularidad del presidente Hollande iba en picada. Pero la tendencia se ha revertido en las últimas semanas.

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