Barcelona.— El presidente de Cataluña, Artur Mas, asumió ayer el papel de “promotor político” de la consulta independentista celebrada en esa región del noreste de España en septiembre de 2014, pero precisó que la “ejecución” del proceso de votación quedó en manos de voluntarios.

“No hace falta que busque más. El responsable soy yo”, dijo Mas al juez en Barcelona, según medios locales.

La cita judicial se convirtió en un acto de exaltación independentista. Mas llegó al tribunal escoltado por 400 alcaldes catalanes, por los miembros de su gobierno —en funciones desde las elecciones del 27 de septiembre— y por otros líderes secesionistas.

Allí lo esperaban más de dos millares de personas que agitaron banderas independentistas y gritaron consignas a favor de la separación de España y en contra de la Justicia española.

Es “algo absolutamente inaceptable”, dijo desde Bruselas sobre las protestas el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien las consideró una amenaza al tribunal.

Por su parte, el ministro de Justicia español, Rafael Catalá, calificó de “inadecuado” que Mas fuera acompañado por cargos públicos a su declaración como imputado y subrayó que “como todos los ciudadanos, nadie está por encima de la ley, nadie está al margen de los tribunales”.

Artur Mas estuvo una hora declarando, pero se negó a responder a la fiscalía y a la acusación particular. “No entiendo por qué estoy aquí dando explicaciones. En todo caso, las tendría que dar en el Parlamento. La consulta fue una decisión política”, manifestó. Se enfrenta a penas de suspensión e inhabilitación por hasta 10 años.

Aunque asumió la responsabilidad política de la consulta, subrayó que la ejecución quedó en manos de 40 mil voluntarios cuando el Tribunal Constitucional le prohibió celebrarla.

La fiscalía lo acusa de desobediencia, usurpación de funciones, malversación de caudales públicos y prevaricación por haber obviado el veto del Tribunal Constitucional español de celebrar la votación simbólica sobre la separación de España el 9 de noviembre de 2014.

Su idea inicial era un referéndum de autodeterminación, pero el gobierno de Rajoy lo frenó recurriendo al Tribunal Constitucional. Entonces anunció una consulta simbólica, sin censo previo y en urnas de cartón. La corte la suspendió también, pero se celebró. Dieron un sí a la independencia más del 80% de los que votaron, unas 2.3 millones de personas de las aproximadamente 5.5 millones que hubieran podido hacerlo. Mas atribuyó ayer la querella contra él a “la rabia” por el “éxito” de esa cita.

Su declaración ante el juez coincidió con el día en que el Parlamento español dio luz verde definitiva a una reforma del Tribunal Constitucional que le da capacidad de sancionar y suspender a quien incumpla sus sentencias, una reforma que fue impulsada por el Partido Popular de Rajoy pensando en la situación catalana.

Tras su comparecencia, Mas convocó a la prensa en la sede del gobierno regional, donde dijo que había preguntado a los jueces si “actuar como un demócrata equivale al actuar como un delincuente”.

El dirigente nacionalista remarcó que con esa consulta quería dar “voz a la ciudadanía” y agregó que la imposibilidad de celebrar legalmente aquella cita con las urnas fue lo que lo llevó a convocar elecciones regionales el pasado 27 de septiembre.

Estos comicios dieron la victoria, sin mayoría absoluta, a una coalición partidaria del soberanismo que agrupa a nacionalistas de centroderecha —como el propio Mas— con republicanos de izquierda y personalidades de movimientos civiles.

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