El líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, sancionó a una mujer a ser decapitada como regalo de bodas para una "jueza" sádica de la temida policía religiosa del grupo terrorista, según ha revelado el diario británico Daily Mail.

La mujer pidió matar a un "infiel" a cambio de casarse de nuevo, tras la muerte de su marido en una batalla. Al-Baghdadi insistió en que sólo podía tomar la vida de otra mujer en línea con la estricta segregación del grupo entre hombres y mujeres. Así el líder dictaminó que podía cortar la cabeza de una mujer que recientemente había sido acusada de espionaje.

Esta es sólo una de las historias contadas por una desertora de la policía religiosa Hisbah del grupo terrorista que gobierna un territorio de alrededor de 8 millones de personas con una interpretación torcida y medieval de la Sharia.

Durante una entrevista desgarradora, "Leena" dio una visión sin precedentes acerca del funcionamiento del Estado Islámico.

Ella describe el sofocante efecto que tiene el miedo en una sociedad donde los niños son utilizados como informantes, donde una mujer fue sentenciada a 80 latigazos en público por "error", donde la lucha del poder llevó a su jefa a ser decapitada, y en donde las prisioneras yazidíes son concedidas a los comandantes del grupo terrorista como esclavas sexuales.

También reveló que hay cinco mujeres británicas en la Hisbah que al parecer se les da un trato preferencial por los líderes. Entre ellos se encuentran una mujer rubia llamada Susanne y una pelirroja llamada Fátima.

"Cuando los combatientes extranjeros llegaron pensamos que eran héroes que habían venido a dar su vida, a luchar por nosotros, por nuestra libertad". Pero pronto quedó claro que solo venían a buscar "dinero, oro y esclavos".

Atraída por el Estado Islámico

En septiembre de 2012, recientemente casada y embarazada de su primer hijo, huyó de los combates en Deir Ezzor, una ciudad a las orillas del río Éufrates, a un pueblo vecino que se convirtió en la sede regional del ISIS.

"Lo único que sabíamos era que teníamos que rezar cinco veces al día y ayunar durante el Ramadán. Antes nadie llevaba un niqab (velo facial) ni estábamos obligadas a ponernos ropa islámica"

Leena admite que en un principio se sentía atraída por la línea dura del Islam que románticamente describía el ISIS como el verdadero camino para un musulmán.

Se inspiró para aprender más sobre la Ley de la Sharia y completó un programa de adoctrinamiento del ISIS "Fuimos a las otras aldeas para ayudar a la gente a entender la ley Sharia, para mostrarles el comino del Islam", comentó.

Leena se unió al Hisbah en mayo de 2013: "Me uní al ISIS trabajando para el Hisbah en la sección que se ocupa de las mujeres. El trabajajo consiste en mantener la lñey islamica, asegurarse de que las mujeres usan el niqab, que llevan la ropa correcta y se comportan de la  manera apropiada con los hombres".

Su primera misión fue infiltrarse en un campo de entrenamiento de la Sharia y espiar a las mujeres jóvenes obligadas a adoptar el estricto código islámico. Las que no se comportaban correctamente eran enviadas a la Corte de la Sharia donde eran juzgadas y se enfrentaban a recibir palizas como castigo.

A cambio de su lealtad, se le ofreció un trabajo como secretaria de una jueza Hisbah, una posición similar a trabajar como empleado de un juez de instrucción, en la localidad de El Mayadin, cerca de Deir Ezzor. Su jefa dictaminaba solo los delitos cometidos por mujeres en un tribunal de la Sharia.

Los castigos para la "culpable" incluyen multas por el uso de ropa no islámica con azotes, amputar manos por robo, la muerte por lapidación por adulterio y decapitaciones por traición.

En los dos años que Leena trabajó para el Tribunal de la Sharia, se repartieron un sinnúmero de azotes y palizas. También vio tres amputaciones y una decapitación, que tuvo lugar en la plaza principal de la ciudad.

La huída a Turquía

Cuando su jefa, Um Abdullah, fue condenada a muerte, supo que tenía que escapar. "Me sentí muy asustada porque yo era su empleada. Temía que sería la próxima en ser decapitada", cuenta Leena.

En la huída con su familia usaron documentos falsos y se disfrazaron con ropa vieja, incluyendo dos niños menores de cinco años. Viajaron en mini-bus pasando por Raqqa, la "capital" del ISIS, y por el territorio controlado por otros grupos rebeldes. Así cruzaron la frontera de Turquía hace seis semanas.

"Cargaba a mis hijos en mi regazo y estaba asustada por ellos, pero sabía que debíamos salir de Siria. No podía críales bajo el mandato del ISIS, haciéndoles ver amputaciones y decapitaciones", explica la joven desertora.

A pesar de que están fuera de Siria, y lejos de los combates, Leena permanece asustada. Tiene el constante temor de que los agentes de ISIS les van a encontrar y les someterán a un terrible castigo por la fuga, por lo que cambian de casa cada tres o cuatro días.

afcl

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