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Comerciantes del Parque Nacional La Marquesa afirman que la zona se ha convertido en paso y, en ocasiones, refugio de bandas delictivas que asolan la región e incluso revelaron que asaltantes de autobuses utilizan senderos y brechas de la zona boscosa aledaña para esconderse y huir.

Locatarios y vendedores de artesanías y dulces que trabajan en el área de comida de esta reserva —donde cientos de turistas y visitantes se detienen habitualmente para degustar las famosas quesadillas— no se dijeron sorprendidos por los hechos registrados el pasado lunes en el kilómetro 38 de la carretera México-Toluca, donde un “justiciero anónimo” ejecutó a cuatro presuntos asaltantes, después de que despojaron de sus pertenencias a los pasajeros de un autobús.

Señalaron que los hechos coinciden totalmente con el habitual modus operandi que al parecer por aquí muchos conocen y que corresponden a bandas que proceden de municipios como Toluca, Xonacatlán y Lerma, aunque también “muchos dicen que son de la Ciudad de México y que se vienen para acá a hacer sus fechorías”, señaló don Gerardo Sánchez, vendedor de dulces típicos.

Don Alonso Rodríguez, quien posee un restaurante en la zona cercana al Valle de los Conejos, aseguró que muchos locatarios han visto momentos “extraños” en que sujetos bajan intempestivamente de autobuses que van o vienen de la Ciudad de México, y emprenden la carrera hacia las veredas para internarse en el bosque.

Otros trabajadores, como Alejandra Montes de Oca —empleada en un local de venta de garnachas y tacos de guisado muy cerca de la Laguna de Salazar— destacaron que la incidencia delictiva tiene picos temporales a lo largo del año y que cuando los niveles de seguridad y vigilancia bajan por parte de la policía estatal y municipal, suelen incrementarse los reportes de robo en transporte público, cristalazos, asaltos y robos en vehículos de paseantes.

Alejandra dijo desconocer casos de asaltantes que bajan de los autobuses, pero no lo descartó, pues La Marquesa cuenta con varios kilómetros donde existen pequeñas comunidades escondidas entre los bosques y diversas entradas y salidas hacia distintos destinos, que de aquí no sólo se conecta a la Ciudad de México, sino también a Huixquilucan, Naucalpan y la zona boscosa de Lerma, por la parte trasera de la Laguna.

Otros comerciantes que pidieron no ser citados consideraron urgente establecer un mecanismo de seguridad mucho más articulado en la zona, debido a que los patrullajes no son suficientes; dijeron que también hay reportes de asaltos a turistas y cristalazos en los paraderos que existen.

Señalaron que estos tipos de eventos si bien son aislados, en algunas temporadas del año se incrementan, incluso don Alonso recordó que en 2015 tres asaltantes estuvieron a punto de ser linchados por la población, luego de que fueron sorprendidos abriendo vehículos.

Al respecto, el dirigente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (Canapat), Odilón López Nava, aseguró que el número de asaltos al transporte es en promedio de 40 casos mensuales en la región del Valle de Toluca y aunque han disminuido, dijo, se requiere mejorar la estrategia para elevar los niveles de seguridad en la zona.

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