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A pesar de las contingencias y las medidas restrictivas para los vehículos, en los verificentros de la Ciudad de México sigue habiendo corrupción.

EL UNIVERSAL acudió a un centro ubicado en la delegación Iztapalapa. Una calle antes de la entrada al verificentro a diario se pueden ver alrededor de 15 coyotes que se abalanzan en los autos que se orillan, para ofrecerles el servicio de verificación y aseguran que en caso de cumplir sus indicaciones, los autos pueden obtener o conservar la calcomanía cero.

De acuerdo con el Centro Mario Molina, casi 15% de los vehículos con holograma doble cero rebasan el número de emisiones permitidas; el 45% de los que portan holograma cero exceden la normativa, incluso 10% de éstos lo sobrepasa hasta 20 veces. Igualmente, más del 80% de los vehículos con holograma dos, rebasan los límites de contaminantes permitidos por la normatividad actual.

En un informe titulado Soluciones de fondo para mejorar la calidad del aire del Valle de México, investigadores del Centro sostienen que las verificaciones no están funcionando “debido a que el sistema se ha visto rebasado por las prácticas de corrupción”.

Esto se refleja, dicen, en el incremento sustancial del número de vehículos que circulan a diario, que, en muchos casos, generan altos niveles de emisiones, no obstante pueden andar por las calles al aprovecharse tanto de las prácticas de corrupción como de las fallas en los sistemas de verificación.

Esta casa editorial preguntó a los intermediarios cómo está funcionando el proceso de verificación en medio de la vigilancia de las autoridades locales, a lo que, aseguraron, el único problema está en pasar la inspección físico mecánica, pues aunque antes sólo constaba en observar el motor, ahora éste ya se realiza a través de computadora con el sistema OBD, a pesar de que la norma oficial no se ha publicado.

“Ahora es necesario que los autos hagan la afinación, pero no la normal, sino que los inyectores deberán ser analizados en laboratorio porque si la computadora detecta que el paso de la gasolina no es muy regular, el rechazo va a ser directo. Es algo caro pero si lo haces, te puede durar de dos a cinco años nada más con el mantenimiento cotidiano, además de que va a rendirte más la gasolina”, dijeron.

El Centro señala que el sistema OBD-II permite diagnosticar el funcionamiento de equipos centrales automóvil y complementa los datos de emisión 10 arrojados por el dinamómetro que se usa en los verificentros.

El intermediario apuntó que una vez que se pasa la revisión físico mecánica, el acuerdo con los trabajadores del verificentro “es el mismo de siempre”. De tal manera que para la calcomanía cero se cobra mil 200 pesos, mientras que si lo el usuario busca sólo aprobar, el costo baja a mil pesos.

Según automovilistas, el problema de la corrupción no es nuevo, sino que las prácticas han cambiado.

“Ahora aquí están los coyotes pero antes ‘el brinco’ era más directo. Dejabas tus 200 o 300 pesos en el tablero y el verificador ya sabía: ingresaba rápido al auto, veía la lana y el carro pasaba”, explicó Miguel, automovilista.

Por su parte, Jesús, quien acudió al verificentro y solicitó ayuda de los intermediarios, dijo que si ya también van a pedir una revisión especial del vehículo y ésta cuesta dos mil pesos, ya no va a pedir el ‘salto’”.

“Ya no tiene caso pagarles a ellos si voy a meter el carro al mecánico. Con el trabajo que me hagan va a estar en buenas condiciones y va a terminar pasando con tan sólo pagar la verificación. Lo único será que aunque pase el nuevo filtro, en el de siempre no quieran siempre su mochada”, dijo.

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