Rodolfo Castellanos está contento: Origen cumple cinco años este 2017. Sabe que no es fácil resistir en el Centro de Oaxaca, mucho menos con un restaurante de cocina contemporánea. Su familia y equipo han sido clave para lograr esta permanencia. Los oaxaqueños son maestros de la hospitalidad y reparten felicidad. La Guelaguetza, esa palabra zapoteca que significa compartir o regalar, está presente a cada momento. Rodo, como también se le conoce al chef, decidió invitar a sus amigos para festejar su quinto aniversario. Las felicitaciones vinieron de distintos lares y lo han acompañado en diferentes etapas de su vida: los primeros trabajos, los viajes, el aprendizaje (que no termina) y hasta su incursión en la primera edición de Top Chef México. No solo ganó este concurso televisivo: logró una hermandad sólida con sus colegas.

Marco Margain, Octavio Olivas, Gaby Tabet, Adria Montaño, Andrea Martínez, Pía Quintana, Matteo Salas, Eduardo Morali, Katsuji Tanabe, Irving Quiroz y José Miguel García son parte de la historia profesional y personal de Rodolfo así que todos recibieron una dosis de brazos abiertos y sorpresas en agradecimiento.

Jesús Ortíz de la mezcalería Archivo Maguey fue el primer guía de los visitantes. Con mezcales como Madre cuishe, Tobaziche y Papalometl enamoró memorias y paladares. Pocos habían conocido estos sabores únicos. Por su parte, el restaurante Azucena Zapoteca en San Martín Tilcajete ofreció un desayuno a la oaxaqueña, que sin chocolate de agua y enchiladas de mole coloradito no estaría completo. Además, los alebrijes fueron parte de la visita porque este espacio pertenece a los artistas Jacobo, María y Ricardo Ángeles.

Graciela Ángeles continuó el viaje en el palenque de Real Minero en Santa Catarina Minas. Ella y su sabiduría explicaron el proceso de la semilla hasta las dos destilaciones (tres si es de pechuga) en olla de barro cocido para obtener el mezcal “minero” (como se le conoce a los elixires de este terruño). Otra anfitriona fue Evelia Reyes, la mamá de Rodo. Ella es la mejor maestra que este cocinero ha tenido y Fuensanta, el negocio familiar de comida con más de tres décadas de existencia, fue su primera escuela y presentó caldo de camarón con nopales y huevo, chiles rellenos, estofado, arroz con chepiles y buñuelos.

Una cena en Origen y un picnic en Rancho 314 fueron los eventos centrales abiertos al público para compartir este festejo. Además, en ese convite se comió una barbacoa oaxaqueña. Unas pocas horas antes de que estuviera lista se enterró junto a ella un tobalá de Pierde Almas. El momento de sacarlos fue toda una ceremonia: el destilado se compartió en carrizos y se echó un poco a la tierra para agradecer y luego se repartió entre los asistentes bebida y comida. Pero un buen cocinero es el que también supera obstáculos. Para él lo que sigue es un nuevo reto: Poleo, restaurante que abrirá sus puertas en la Condesa (Ámsterdam 225) el 8 de marzo y que seguro será una forma distinta de ver su cocina

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