Para garantizar su salud y la del bebé que lleva en el vientre, la mujer embarazada debe comer en forma balanceada. Eso significa consumir frutas y verduras, así como cereales integrales, proteína magra y las grasas de productos como semillas y aceites vegetales.

De este modo, la madre garantiza la ingesta de nutrientes como calcio y vitamina D para tener huesos fuertes; folato, para aminorar el riesgo de defectos congénitos; hierro, para prevenir la anemia, y proteína para el crecimiento del feto.

"Es también importante ingerir suficiente fibra y líquido, para evitar el estreñimiento y mantenerse bien hidratada", destacó Margaret Dow, obstetra y ginecóloga de la Clínica Mayo, en Estados Unidos.

Asimismo, la médica es enfática en eliminar de la lista de lo recomendable el consumo de alcohol, pescado y café.

Explica que tomar licor -aunque sea en cantidad moderada- eleva el riesgo de aborto e impacta el desarrollo cerebral del bebé.

Por otra parte, en el primer trimestre de embarazo, el alto consumo de café está vinculado a un mayor riesgo de aborto. Para el resto de la gestación, lo aconsejable es limitar el consumo diario a dos tazas de ocho onzas. De lo contrario, el bebé puede mostrar síntomas de abstinencia, como nerviosismo, luego de nacer.

En cuanto a los mariscos y pescados, estos tienen un alto contenido de mercurio, lo cual puede perjudicar el sistema nervioso del bebé.

Para Dow, estos alimentos deben evitarse por completo. "Si en su alimentación normal tiene alguna restricción, consulte al médico qué hacer durante el embarazo. Algunas dietas, como la vegetariana, proveen a la madre y al bebé la nutrición necesaria, siempre y cuando se planifiquen con cuidado; en cambio, otras dietas, como la de alto contenido proteico, pueden no ser seguras durante el embarazo', comentó Dow.

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