Diversos ejercicios llevados a cabo por instituciones serias que basan su trabajo en aspectos técnicos, metodológicos y objetivos, dan como resultado indicadores que miden diversos aspectos que llevan, inclusive, a conocer el grado satisfacción de la población con su economía, la gestión gubernamental o bien su democracia.
En este contexto, el Índice de Desarrollo Democrático (IDD), publicó sus resultados correspondientes al ejercicio 2018. El IDD es un ejercicio conjunto de la Fundación Konrad Adenauer, Polilat, la Confederación USEM y el Centro de Estudios Políticos y Sociales, con el apoyo del Instituto Nacional Electoral, así como con la cooperación de El Colegio de México, y que se encargan de evaluar el comportamiento de la democracia en las 32 entidades federativas que conforman la República Mexicana.
Estas cuatro dimensiones del desarrollo democrático son:
La democracia de los ciudadanos, que mide una serie de indicadores relacionados con libertades y derechos de los ciudadanos, así como hechos que violentan dichos preceptos.
La democracia de las instituciones, que evalúa la calidad de dichas instancias, así como la eficiencia del sistema político en el logro de una mejor democracia.
La democracia social, que evalúa la gestión de gobierno en beneficio de la población.
La democracia económica, que mide la capacidad de gestión de cada estado para la generación de un mayor desarrollo económico.
De acuerdo con los principales resultados del IDD, la valoración que los ciudadanos tienen de su democracia es aceptable, entre otros factores en razón de la expectativa que el inicio de un nuevo ejercicio de gobierno despierta en la población, dado los resultados de la elección presidencial del año pasado.
Sin embargo, visto por entidad federativa, las que alcanzan un nivel alto de desarrollo democrático son: Zacatecas, Quintana Roo, Guanajuato, Campeche y Coahuila. En tanto, los estados que se encuentran en el sótano son Tlaxcala, Colima, Durango, Puebla, Morelos, Baja California Sur, Chiapas, Oaxaca y Jalisco.
Respecto a la dimensión referida a los aspectos de la eficiencia y calidad del sistema institucional y político, la rendición de cuentas y el balance del poder interinstitucional, IDD señala que es necesario implementar mecanismos eficaces para ubicar en manos de los ciudadanos la exigencia de cuentas claras, así como instrumentos de sanción legal a las desviaciones de funcionarios que comentan algún acto fuera de la ley.
La dimensión que mide la capacidad para generar políticas que aseguren bienestar en la población, los resultados reflejan, entre otros aspectos, un rezago en salud y en educación, los cuales se constituyen como déficits de nuestra democracia.
La entidad federativa que alcanza la máxima puntuación por sus logros es Nuevo León, por sus acciones relacionadas a la pobreza y mortalidad. Caso contrario es Tabasco, que logra resultados bajos en indicadores como el desempleo y gasto en educación.
En la última dimensión relativa a la capacidad para generar políticas que aseguren eficiencia económica destacan por su alto nivel de democracia económica, la Ciudad de México, Aguascalientes, Estado de México, Guanajuato, Campeche y Coahuila. En contraparte, Michoacán, Morelos, Hidalgo, Tlaxcala y Oaxaca presentan números negativos.
Este ejercicio debe servir a las autoridades gubernamentales, a los legisladores y, en general, a todos lo que tienen el poder de decisión política, económica, social o cultural, a generar las acciones para que México tenga un pleno desarrollo como nación.
El IDD muestra resultados en un momento muy oportuno: el periodo en que el gobierno federal debe estar integrando su Plan Nacional de Desarrollo y, por lo mismo, sería sugerente que muchas políticas públicas fueran dirigidas a la atención de los resultados aquí mostrados, ya que, seguramente con otros elementos, puede constituir un buen punto de partida.
Analista político. @fdodiaznaranjo