La sensación de caos que llega a su cuerpo y a su mente cada vez que pierde un paciente, termina por dejarlo en una depresión absoluta.

A pesar de tener años de experiencia en el área de urgencias, de haber pertenecido 20 años a las Fuerzas Armadas e incluso haber sido parte del equipo médico del Estado Mayor Presidencial con Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y una parte de la campaña de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el doctor José Alfredo Quintana Pérez entra en una depresión “escondida”.

“Cuando pierdes a un paciente es el caos, es la depresión absoluta que puedes tener como persona y médico. Cuando pasa algo estoy una semana o 15 días con la depresión... una depresión escondida”, confiesa.

Ese dolor lo ha convertido en uno de los mejores instructores del programa de capacitación para urgencias denominado Apoyo Vital Avanzado en Trauma (ATLS, por sus siglas en inglés), avalado por el Colegio Americano de Cirujanos de Houston, Estados Unidos.

Con 23 años de instructor y con cursos otorgados en Veracruz, Distrito Federal, Durango y Sinaloa, el médico militar asegura que cada vez es mayor la incidencia de muertes violentas, ya sea por conducir automóviles o debido a la violencia que aqueja al país; “y esto significa atención a pacientes traumatizados para salvarles la vida”.

Fue en los años 80 cuando el gobierno de Morelos implementó el primer curso ATLS con el fin de disminuir los altos grados de mortalidad por accidentes automovilísticos en la curva conocida como La Pera, de la autopista México-Cuernavaca, lo cual se logró a los pocos meses.

“Es un reflejo que un médico bien preparado en la atención de un paciente con trauma puede salvar vidas”, afirma el instructor, conocido por su dureza al calificar a sus alumnos.

Con tres maniquíes de pruebas y con personas, la instrucción contempla el ABCDE de la atención de urgencias médicas en los hospitales más calificados del mundo.

Se trata de la vía aérea con control de la columna cervical (A); ventilación y respiración (B); circulación con control de hemorragias (C); daño neurológico (D) y exposición del paciente con prevención de la hipotermia (E).

“Los temas son compromiso de vías áreas, lesiones tórax, abdominales, pelvis, traumatismo craneoencefálico, estado de choque, traumatismo de medula espinal, entre otros”, detalla el doctor, quien no deja pasar un solo error, porque hacerlo significaría poner en riesgo a pacientes.

Los médicos aprenden que revisar la vía aérea es la primera prioridad; luego deben verificar la ventilación y aprender incluso a colocar un tubo en la tráquea; controlar hemorragias; verificar si existe daño neurológico.

Todo ello con tres maniquíes que asemejan un cuerpo humano, con sus venas, huesos y su piel. Uno de ellos es el Trauma Man, donado por una asociación protectora de animales con el fin de evitar que se hicieran pruebas médicas en perros, cerdos o conejos.

“Si llegan vivos al hospital es el compromiso de este curso salvarles la vida”, destacó y lamentó que algunos doctores no pasen el examen.

Algunas instituciones, como hospitales de Pemex, exigen a los médicos que buscan laborar en urgencias, tomar este curso certificado, de lo contrario no son contratados.

“Cuando se salva una vida es una satisfacción absoluta, es el mayor premio que pudiera haber dado estudiar medicina. La moral y la autoestima se elevan por salvar la vida… somos protagonistas de ayudar al ser humano y poderlo salvar”, revela.

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