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Por una noche más, Emoé de la Parra, Paola Izquierdo y Alejandra Maldonado se convirtieron en psicoanalistas y transportaron al público a un departamento en Londres, en 1934, ahí se desarrolla la puesta en escena Sra. Klein (de Nicholas Wright), pero no fue una noche normal, pues después de las discusiones entre estas tres mentes por desentrañar los motivos que llevaron a la muerte a uno de los hijos de Klein, así como su forma tal vez aterradora de ser una madre psicoanalista, vinieron los aplausos del público y la develación de placa de fin de temporada con los padrinos: el psiquiatra, escritor y colaborador de EL UNIVERSAL Juan Ramón de la Fuente, Gerardo Estrada y Alondra de la Parra, quien alzó la voz y comentó: “Para mí es un honor haber crecido contigo en mi familia, conocerte como tía, como persona y también como artista”.

Al finalizar la función Paola Izquierdo, quien da vida a Melitta (hija de Melanie Klein), dijo que hizo este papel estando, de alguna forma, acostumbrada a la comedia y al cabaret.

Sin embargo, agregó, ver la respuesta del público ante esta propuesta la ha llenado profesionalmente.

“Creo que hay temas que de pronto no se tocan durante mucho tiempo (en el teatro) y que se tienen que estar tocando; son temas que nos llegan a todos, que hablan de esta dificultad de las relaciones entre los padres y los hijos, que no todo es miel sobre hojuelas, de nuestras dificultades de crecimiento, de madurez”.

La actriz se mostró emocionada de que la asistencia permitiera una temporada más de marzo a mayo próximos en el Círculo Teatral de sábado a lunes pero esperan también poder extenderla a nuevos foros.

Por otro lado, Emoé, también directora y traductora de la obra, compartió su felicidad de que el proyecto sea bien recibido. “Poder tener la fortuna de que el público esté contigo es lo que todo el actor desea, es el sueño dorado de cualquier persona que se pare en un escenario, creo que es una obra que está muy bien armada y que gracias a eso funciona”, y también confesó que ser la señora Klein, no fue nada fácil.

“Lo más complicado fue que me cayera bien porque me caía muy mal, me parecía insoportable pero le fui agarrando cariño, ya siento su punto de vista y la entiendo”.

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