El cuerpo de Súper Bowie

¿A alguien le extraña que David Bowie sea incluso un asteroide? Su apodo de Camaleón muy pronto le quedó chico a este hombre que más bien usaba su cuerpo de lienzo y cuyas obras, ahora que ha muerto, quedan como legado artístico.

Bowie, con el Major Tom, hizo una referencia a la película de ciencia ficción 2001: Odisea en el Espacio, después fue el andrógino extraterrestre creado por él mismo, Ziggy Stardust, interpretó el papel protagonista en la película The Man Who Fell to Earth, y publicó en 1996 el single “Hallo Spaceboy”.

No sorprende entonces que un asteroide descubierto el año pasado fuera bautizado: 342843 Davidbowie.
Camaleón provocativo con el pelo teñido de rojo, inquieto investigador de sonidos, elegante caballero del rock, y finalmente, una especie de fantasma de la música pop.

Estos son sólo algunos de los papeles que David Robert Jones interpretó. “Quizá esté loco, pero siempre he tenido una repulsiva necesidad de ser algo más que un humano. A la mierda, quiero ser un superhombre”, expresaba Bowie en 1972.

Y así ha sido, un superhombre, convertido en icono, un genio que creó el glam. El británico solía hablar de sí mismo como la Xeron Machine, una máquina fotocopiadora, porque recopilaba y absorbía ideas y conceptos de todas partes.

Con gran capacidad para reinventarse, este cantante camaleónico se construyó con los trazos de la pintura de Warhol, el sonido de la banda Velvet Underground y la estética del filme La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick.

Su verdadera transformación estética ocurrió en la década de los 70 en Nueva York, donde conoció a Andy Warhol, Iggy Pop y Lou Reed, juntos frecuentaban la famosa Factory, el estudio del pintor donde los hombres lucían vestidos, tacones, pendientes y se teñían el pelo. David Bowie barajó talento, ambición y ambigüedad sexual, un cóctel que jamás dejó de agitar.

A lo largo de su carrera ha inspirado las colecciones de mujer de Gucci, Balmain, Dries Van Noten, Givenchy o Celine.

Detrás de sus cambios estaba la mano de Angie Barnett, su novia desde los 60. En los 80, la estrella se presentó con un estilo más reposado, arropado con un halo dandy. La aportación a música, moda y cine llegó a los museos y hace tres años una exposición reunía esas facetas bajo un título que resume bien su estética: David Bowie es...

Patriarca del pop, el glam y el rock

El tamaño de sus dolientes da una idea de lo que fue David Bowie en la música. Mick Jagger, Brian May, Paul McCartney, Iggy Pop, Madonna. Del rock al pop, todos reverencian al cantante fallecido el domingo.
Pero no sólo atraviesa géneros, también generaciones. Kanye West lo alabó como una de sus inspiraciones más grandes. “Tan creativo y temerario, nos dio magia para una vida”.
Brian May, guitarrista de la banda de rock Queen, rindió homenaje a su amigo David Bowie a través de una publicación en su blog personal, en el que remarcó que el talento del fallecido artista era “temible”.

“Me he levantado tarde, después de una larga noche, para encontrarme con esta impactante noticia”, apuntó May, de 68 años. “No tenía ni idea de que estuviera a punto de morir, me hubiera gustado haber dicho algo”, escribió.

“¡Menuda vida! Alabado seas, David Bowie, artista, héroe. D.E.P.”, concluyó su nota mientras en los oídos de sus fans seguro suena “Under pressure”, aquella colaboración de 1981 en que las voces de Freddy Mercury y Bowie quedaron grabadas en la historia del siglo XX. No menos.

Por supuesto, Bowie no vivió de un éxito. “Life on Mars”, del disco Hunky Dory (1971). Ha sido descrita como un cruce entre un musical de Broadway y un cuadro de Salvador Dalí. Generó además la curiosa anécdota de que Barbra Streisand grabó una versión que Bowie describió como atroz.

“Heroes”, perteneciente al álbum del mismo nombre (1977) es uno de los estándares de la música de Bowie. Y hubo veces en que el músico debió responder a las exigencias de la industria: “Space Oddity” fue originalmente lanzada como un sencillo en 1969, cuando Bowie luchaba por encontrar la fama. El sello discográfico apuró su lanzamiento para que coincidiera con el alunizaje del Apollo XI.

La obra maestra llegó en 1971 con “Starman”, corte del disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars. Ese mismo año llegó “Changes”, que hizo más fácil el trabajo de describirlo. Incluido originalmente en el álbum Hunky Dory, se convirtió en un manifiesto de la personalidad camaleónica del cantante.

A partir de entonces, sus transformaciones lo convirtieron en un música sin etiquetas.

El extravagante heterosexual

“¿Cuál es tu lema?”, le preguntaron alguna vez a David Bowie como parte del cuestionario Proust. La respuesta revela su inteligencia: “¿Cuál es mi lema?”

Nacido como David Jones, se cambió el nombre para evitar ser confundido con Davy Jones de The Monkees.
Alcanzó la fama internacional en 1969 con Space Oddity, inspirada en el filme de Stanley Kubrick 2001: A Space Odyssey, que Bowie reveló que vio mientras estaba drogado. La melancólica canción menciona la soledad de un astronauta en el espacio, en el contexto de la carrera espacial.

Pero fue el alter ego de Bowie como un rockero alien bisexual, Ziggy Stardust, lo que le proyectó al estrellato musical. Bowie/Ziggy, vestido con llamativos disfraces, maquillaje y el pelo naranja, asaltó el mundo del rock.

El músico confesó su homosexualidad en una entrevista en el Melody Maker en 1972, coincidiendo con el lanzamiento de su personaje andrógino, caracterizado por llevar un rayo rojo pintado en su rostro y por vestir ropas extravagantes.

Cuatro años después afirmó a la revista Playboy que era bisexual, unas declaraciones que rectificó en la década de 1980 al asegurar que fue “su peor error” y dijo que “siempre fue un heterosexual de clóset”.

Los excesos de la estrella tuvieron consecuencias. En referencia a su prodigioso apetito por la cocaína, Bowie aseguró: “Una vez sonándome la nariz en California la mitad de mi cerebro se salió. Tenía que hacer algo”.

Esta espiral adictiva había comenzado junto con su ascenso creativo con Hunky Dory, The Rise And The Fall Of Ziggy Stardust y Aladdin Sane.

A continuación llegaron los años estadounidenses del cantante, con el álbum de soul Young Americans, y el posterior Station to Station, marcado por una adicción casi autodestructiva a las drogas que le valió el apodo de Thin White Duke, (Delgado duque blanco) en referencia a su escuálido físico.

Bowie también obtuvo éxito con incursiones en el cine (The Man Who Fell to Earth, Merry Christmas, Mr. Lawrence) y el teatro. La última vez que se le vio fue en el estreno de su musical Lazarus, donde mostró una apariencia habitual: delgado, pero no con aspecto de estar enfermo. No era público que Bowie sufría de cáncer.

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