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Comenzaron con un video, sin instrucción de encuadres ni idea de cómo hacerlo y mucho menos cómo editarlo pero hablando de cosas cotidianas como sus vidas, tips de ropa, viajes, maquillaje o tutoriales de tecnología. Así llamaron la atención de miles, incluso millones de usuarios de YouTube.

En poco tiempo se convertieron en celebridades de Internet y viven de eso: invitados a trabajar con artistas de cine y tv, buscados por marcas para ser la imagen, autores de libros, ganadores de premios como personas influyentes o protagonistas de eventos masivos como YouTheRing, el primer festival para la generación z, donde las estrellas son las celebridades de la web.

Luan Palomera tiene hoy casi 1.5 millones de suscriptores. Dice que no se considera un talento digital que conquiste por su carisma ante la cámara (como Yuya o Werever) pues su canal inició con consejos de tecnología en donde sólo se escuchaba su voz. Después el canal se transformó en uno de bromas en donde la confianza de sus seguidores lo animó a aparecer.

Eso ha derivado en invitaciones para conducir programas y a trabajar con marcas. Desde hace año y medio vive de su ingreso como influencer.

“Poderte decir cuánto gana un talento es casi imposible porque lo que generas es cómo tú te vendes. Conozco personas que tienen un millón de seguidores y otros menos, y sí, el de medio millón de seguidores puede cobrar hasta 10 veces más que el otro”.

Para no quedarse nada más del lado creativo, decidió trabajar en una agencia de influencers como mánager. “Los medios son muy rápidos y el digital todavía más, todo el talento o celebridad digital tiene una fecha de caducidad pero he ahí el cómo sepas moverte”.

El 45 por ciento de sus seguidores vive en México y la edad de quien lo sigue va de los siete a las 24 años.

Ale Ivanova, otra de las invitadas a YoutheRing es rusa pero su canal está hecho en español. Contó que estudió “una carrera seria en una buena escuela en Rusia”, por lo que sus padres esperaban que trabajara en una empresa o embajada (domina tres idiomas).

Aunque lo hizo al principio, comenzó a hacer videos y decidió dejar lo otro para dedicarse a sus pasiones, la moda y los viajes. Ahora, viaja por el mundo patrocinado por las marcas.

“Trabajo con Aeroméxico, Disney, con la cadena de hoteles Intercontinental. Yo les cuento cómo fue mi experiencia con esa marca, no es que les esté mintiendo, les digo la verdad”.

Para ella una evolución sería cumplir su sueño de tener su marca de ropa.

“Nosotros no somos publicidad, no es que nos pagaron para hacer publicidad bonita, somos personas que vivimos experiencias de esa marca, si me mandan ropa y no me gusta, no voy a decir que es muy buena ropa. Lo voy a decir. Hay cosas que no me gustaría tener en mi canal y digo que no”.

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