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México, tradición diplomática de vocación y servicio

15/10/2018 |01:05
Redacción El Universal
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Esta semana, como parte de la Glosa al Sexto Informe de Gobierno, compareció ante el Senado de la República el secretario de Relaciones Exteriores, el doctor Luis Videgaray Caso.

En su exposición reconoció la tradición diplomática de México a lo largo de su historia como nación independiente y soberana, así como las grandes aportaciones de nuestro país al orden internacional actual y en favor de las mejores causas de la humanidad.

Su contribución en favor de la paz y el desarme universal; la promoción y protección de los derechos humanos, especialmente de los grupos más vulnerables: de los migrantes, y de las mujeres y menores; de los pueblos indígenas y de los discapacitados; de la democracia; del desarrollo sostenible y de la lucha contra el cambio climático; por citar algunos ejemplos, es ampliamente reconocida por la comunidad internacional.

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El canciller Videgaray dedicó su intervención final a los verdaderos protagonistas de la política exterior: a las mujeres y hombres que representan a México en cada lugar del mundo donde un mexicano los necesite.

Recordó que quien elige ser un diplomático de carrera y miembro del Servicio Exterior Mexicano (SEM) está optando por una vida muy distinta a la de cualquier otro servidor público. Una vida que implica cada tres o cuatro años mudar de país, superando circunstancias familiares y personales. Los miembros del SEM son funcionarios de Estado con una verdadera vocación de vida y no servidores públicos que gocen de privilegios. Defienden a nuestro país con dignidad, entereza y mucho talento, convencidos que representar a México es el más alto honor que pueden tener en su carrera profesional.

Actualmente, México cuenta con una diplomacia profesional, a la altura de las mejores del mundo. Un cuerpo de excelencia con cerca de mil 300 miembros, quienes como lo ha dicho el presidente Enrique Peña Nieto, realizan una labor “a favor de la paz, el entendimiento y la suma de voluntades para construir un mundo mejor”.

En este sentido, resulta muy relevante que este año se haya aprobado, con el apoyo de todas las fuerzas políticas en la Cámara de Diputados y en el Congreso de la Unión, un importante decreto que reforma la Ley del Servicio Exterior Mexicano. Se impulsaron medidas para fortalecer al SEM, el servicio civil de carrera más antiguo del país y generar mejores oportunidades para su desarrollo y profesionalización, con principios como el mérito, la igualdad de género y el apoyo a las personas con alguna discapacidad.

Al promulgar esa reforma se buscó dar certeza a las tres etapas de la carrera de los miembros del SEM: el ingreso, el desarrollo profesional y el retiro, con el establecimiento del plan de carrera y el fomento de una mayor participación de las mujeres. Este segundo aspecto responde al mandato de incorporar la perspectiva de género de manera transversal en todos los procesos del SEM. Era necesario reconocer y capitalizar el talento de las diplomáticas en beneficio del país.

En esa misma línea, la reforma promueve políticas que favorezcan el desarrollo de las familias de nuestro personal diplomático, quienes comparten el sacrificio y las adversidades inherentes al servicio de la nación: Se estableció la ayuda para el pago de educación inicial hasta media superior, así como para la educación y asistencia de dependientes económicos con alguna discapacidad.

Sin duda, estos cambios normativos fueron un gran paso para reconocer las necesidades de la profesionalización de este cuerpo de carrera. De ahí que en los últimos meses se haya suscitado una gran inquietud y preocupación sobre la posibilidad de reducir sus sueldos y apoyos.

Estoy seguro de que el próximo gobierno sabrá y tendrá la capacidad de poder conjugar una política de austeridad con una visión que permita fortalecer el SEM. Así podrán continuar brindando la atención que requieren nuestros connacionales y seguir consolidando la voz de nuestro país en el mundo.

Defender y avanzar el interés nacional demanda contar con un Servicio Exterior Mexicano fortalecido que sea capaz de impulsar una política exterior activa y ambiciosa en un mundo complejo y cambiante.

Desde el Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional habremos de apoyar a las mujeres y los hombres que defienden a nuestros connacionales en diferentes latitudes del mundo. Nuestros diplomáticos han puesto y siguen poniendo el nombre de México muy en alto y por ello merecen todo nuestro reconocimiento. Los senadores cerraremos filas con ellos.

Senador de la República en la LXIV Legislatura