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Se cumplieron 45 días de que el gobierno estadounidense exigió a México reducir el flujo de migrantes que transitan por territorio nacional y llegan a la frontera norte; si no se registraba una disminución, habría represalias comerciales mediante la imposición de aranceles a productos mexicanos.
En este primer corte, la administración de Donald Trump reconoció que ha habido una baja en el número de migrantes indocumentados que llegan a suelo estadounidense, así como en la solicitud de peticiones de asilo.
Ha sido mes y medio en que la relación bilateral prácticamente ha estado reducida al tema migratorio.
Ahora que México accedió a peticiones estadounidenses, es momento oportuno de obtener alguna retribución.
Con la visita que ayer realizó el secretario de Estado, Mike Pompeo, se abre una oportunidad. Tras una reunión con el canciller Marcelo Ebrard, el funcionario estadounidense aseguró que ambos países comparten mucho más que una frontera; además, que México es uno de los socios más importantes para incrementar la seguridad y la prosperidad de las dos naciones y de la región.
La historia de México y Estados Unidos había sido de múltiples desencuentros, pero desde hace un cuarto de siglo se configuró una relación distinta: de la vecindad distante a la sociedad cercana. Sin embargo, en 2017 esa etapa de cooperación se transformó en un periodo de un nuevo distanciamiento y de ataques por parte de quien está al frente de la Casa Blanca.
Ahora que México adoptó una posición de contención migratoria, especialmente contra miles de centroamericanos, por presiones de Washington, es tiempo de recordar a la nación vecina que una relación entre países que comparten una extensa frontera no debe tener como fundamento el chantaje o la amenaza, sino la cooperación y el diálogo.
México puso esta vez sobre la mesa dos temas relevantes para la agenda interna: el tráfico de armas desde Estados Unidos y los aranceles al tomate nacional. En el primer asunto se solicitó la conformación de grupos binacionales para frenar el contrabando de armamento, causa de buena parte de los homicidios que se registran en nuestro país. En el segundo, hay preocupación por la afectación a productores mexicanos, pues en los últimos 23 años la hortaliza mexicana se comercializó sin gravámenes.
México se comprometió a continuar con la misma estrategia migratoria. Es tiempo de que el gobierno mexicano plantee ahora sus peticiones y demande un apoyo recíproco. Es lo menos que se espera de un vecino.