Lo que ocurra en Estados Unidos este martes 6 de noviembre podría marcar un antes y un después para ese país. La enorme importancia de la votación que ese día se realizará en el vecino del norte radica en que supondrá, como es usual en las llamadas elecciones intermedias, un referéndum sobre la actuación de Donald Trump tras dos años al frente de la Casa Blanca.

Hipótesis que se refuerza al observar las altas cifras de participación que se prevén para estos comicios, en los cuales además podría ser decisiva la intervención de los votantes hispanos, si como se pronostica, cerca del 30 por ciento de ese sector acude a las urnas. Se trataría de un hecho histórico.

Con la nueva conformación de toda la Cámara de Representantes y parte del Senado estadounidenses que arrojen los votos, y el numero de gobernadores que obtenga cada partido de los 36 en juego, se podrá atisbar el nivel de apoyo con que aún cuenta el magnate y la simpatía o rechazo que despiertan entre los ciudadanos, por ejemplo, sus políticas nacionalistas, beligerantes y proteccionistas en lo económico, y regresivas, xenófobas y discriminatorias en lo social; y también se definirá la cuota de poder político de demócratas y republicanos de cara a la elección de 2020.

Se tratará asimismo de una calificación al fuerte discurso antiinmigrante enarbolado por Trump y a la manera en que ha manejado —astutamente a su favor— la crisis de migrantes centroamericanos, en torno a la cual ha empleado su conocida retórica chovinista y montado todo un numerito militar para frenar la “invasión” y “defender” su frontera con México.

Hablamos pues de que estos comicios serán un plebiscito sobre los casi dos años de su presidencia, y un preámbulo de lo que podía ser la intención del voto de aquí a dos años, cuando estaría en juego la reelección de Trump.

Curiosamente, en el contexto estadounidense actual, con una economía pujante y cifras muy bajas de desempleo, los republicanos podrían tener todo para ganar, si además tomamos en cuenta sus victorias recientes más relevantes: un nuevo acuerdo comercial para América del Norte (el T-MEC), dos jueces ultraconservadores y jóvenes en el Supremo, una ley de recorte de impuestos y una reforma fiscal.

Sin embargo, de acuerdo con analistas, todo esto sería insuficiente para una victoria republicana en las urnas, porque se ve opacado por Trump y su estrategia electoral de infundir miedo y mentir en sus discursos, como lo hizo en campaña en 2016, recuperando dos de sus temas preferidos: los ataques a la prensa y la demonización de los inmigrantes.

Sin duda, el resultado de esta votación bifurcará el rumbo de la historia de EU. Reforzar a Trump o dejarlo maniatado con una oposición fortalecida, como se prevé, es lo que está en juego.

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