Siempre señalado por sus trabajos polémicos, sobre todo cuando juega el América, Paul Enrique Delgadillo es todo un atleta en su vida privada. Se habla de que cuando no está realizando sus labores dentro del arbitraje, se dedica a competir en todo maratón, madio maratón o competencia que se le atraviesa. Últimamente, como parte de su recuperación, ya que ha estado lesionado, ha enfocado sus energías a la natación.

La fama que se ganó, supuestamente beneficiando al América, surgió en un juego contra Pumas en Ciudad Universitaria, en el que avaló —sin tomar en cuenta a su árbitro asistente— un gol de Frankie Oviedo que claramente picó fuera de la línea de gol, después de haber pegado en el travesaño.

El más reciente escándalo se dio cuando en la final de las Águilas contra los Tigres del Apertura 2014, expulsó a tres jugadores felinos en menos de ocho minutos, prácticamente entregándole el título a los de Coapa.

En la cuestión personal, a Delgadillo se le considera una persona muy tranquila, hombre de casa, dedicado a su familia, esposa e hijos, a los que les otorga todo su tiempo.

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