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La Zona Rosa, una de las áreas donde más incidirá el proyectado Corredor Cultural Chapultepec fue durante muchos años un tránsito cultural que concentró galerías, librerías, cafés, restaurantes y sedes culturales de diversas embajadas.

El Corredor Cultural Chapultepec se planea de la Estela de Luz hasta la glorieta Insurgentes que limita con la Zona Rosa, en la colonia Juárez. Esta semana, la Comisión de Participación Ciudadana del Instituto Electoral del Distrito Federal aprobó la convocatoria de consulta ciudadana de este proyecto para el próximo 6 de diciembre; la construcción de la obra ha dividido la opinión pública.

Fue un área que era escenario de la cultura —allí tuvo lugar el Mural Efímero, de José Luis Cuevas—; era espacio cotidiano de narradores, cronistas y poetas, muchos de los cuales escribieron sobre ella: Salvador Novo, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, entre otros.

Casi nada sobrevive a esos años de gloria. La transformación tuvo que ver con la llegada del Metro, opina el galerista Armando Colina, quien con Víctor Acuña abrió en la zona hace 46 años la galería Arvil, tal vez la única de las grandes galerías que siguen allí:

“Llegué cuando era una maravilla, era un rincón fabuloso de la ciudad en donde la gente que no quería ir al Centro venía a la Zona Rosa y encontraba casi todo porque está muy bien estructurada: estacionamientos, farmacias, hoteles, restaurantes, galerías, librerías en 10 cuadras; te parabas en un sitio y podías caminar hacia todos los demás. La estación Insurgentes acabó con Génova. Misrachi cerró; se fueron las galerías, Juan Martín, López Quiroga, las Pecanins... Muchas de las casas las tiraron por el valor del terreno. Desapareció todo un mundo, unos quebraron, otros se fueron, otros se dieron por vencidos, nosotros seguimos aquí porque era muy complicado volver a empezar. Confiamos en México y en la Zona Rosa, por eso invertimos, pero no teníamos idea del revés que iba a tener”.

El cambio también lo contrasta el arquitecto Enrique Norten: “Fue en su momento el espacio para la cultura, pero se transformó hace décadas; ahí estaban las galerías importantes y vivían muchas personas que estaban proponiendo nuevas condiciones de la cultura. En la nueva realidad el Metro tuvo que ver pero también las condiciones inmobiliarias de la ciudad; esto fue expulsando a las instituciones”.

El cronista Carlos Villasana, creador del sitio “La ciudad en el tiempo”, describe el cambio: “En la Zona Rosa convergieron, como no había habido en otro punto, galerías, librerías, restaurantes, boutiques, cafés, venta de artesanías y antigüedades. El Hotel Geneve ha sido testigo de la transformación, la calle peatonal cambió; los comercios de todos lados ya llegaron ahí. El paisaje de las casonas que eran típicas abrió paso a construcciones que ves por todos lados; antes los espacios estaban pensados para albergar una propuesta cultural”.

El crítico de cine Jorge Ayala Blanco fecha la importancia de la Zona Rosa a principios de los años 60:

“Era como el descubrimiento de un lugar donde los jóvenes de la época podían expresarse. Toda una generación de jóvenes descubre que puede hacer arte, así surge La Ruptura, pero también se amplía a la escritura, el teatro y el cine. En esa zona bonita encuentran la posibilidad de hacer un arte más cerca de ellos, sin ataduras nacionales, un sueño que sólo dura unos cuántos años porque la guillotina cae en el Movimiento del 68”.

Las calles con nombres de ciudades europeas están llenas hoy de puestos de comida, tiendas de conveniencia, casinos, cafés Internet, estacionamientos. La Zona Rosa es lugar de paso y trabajo. En toda la colonia Juárez, sólo 4% de quienes a lo largo del día están ahí, son residentes. Lo anterior, de acuerdo con cifras proporcionadas por el arquitecto Juan Pablo Maza, fundador de Frente Arquitectura, uno de los cuatro despachos que desarrolla el Corredor Cultural Chapultepec.

Maza hace un diagnóstico de cómo está la Zona Rosa hoy: “Las calles están en muy mal estado; hay establecimientos donde hay delincuencia, actividades ilegales y de riesgo para las familias. Es una zona roja en algunos establecimientos. Algunos giros están muy bien pero otros no. Hubo despoblamiento, ya no vive la gente ahí, se han deteriorado las construcciones en los niveles superiores, aunque las plantas bajas siguen activas. Hay nuevos edificios que se están haciendo pero también hay muchos que se están deteriorando arquitectónicamente. No se ha respetado tampoco el tipo de comercios, no hubo reglamentación en cuanto a la señalización de los establecimientos; la imagen urbana también se ha deteriorado”.

El proyecto. La Zona Rosa es una de las áreas en torno de las cuales se ha proyectado el Corredor Cultural Chapultepec. Aunque sobre esas calles de este sitio no se contemplan obras físicas pues el Corredor estaría sobre Chapultepec, la construcción incidirá en el tránsito, actividades, comercio y vida de esa área de la colonia Juárez. El proyecto, asegura el arquitecto Maza, cambiará positivamente la zona.

“¿Por qué no invierten en la Zona Rosa? Que la revivan, que la pongan decente”, opina Armando Colina, de cara al proyecto del Corredor Cultural Chapultepec. El galerista no cree que la transformación de la zona vaya a conseguirse con este nuevo proyecto: “Yo lo veo como comercial, no cultural, y es en una calle federal”.

Enrique Norten coincide con Colina en que el Corredor “no tiene nada de cultural”. Asegura que esta ciudad “es cultura toda, es uno de los centros de cultura más importantes del mundo. Esa propuesta no. Desde que la llamen cultural ya es un engaño. El Corredor Cultural Chapultepec es una aberración absoluta porque la ciudad se hace uniéndola, no fragmentándola. Construir en este espacio público distintos pisos o barreras, lo único que va a hacer es destruir las relaciones entre el lado poniente y el lado oriente. Las ciudades del mundo que han hecho este tipo de proyectos ahora están demoliendo”.

Para Ayala Blanco la Zona Rosa ha evolucionado, pasó de ser un lugar para el negocio cultural, a ser “la zona franca de las minorías sexuales” y “hoy está totalmente lumpenizada con los bares para que los jefes lleven a las secretarias, casinos y sitios de medio pelo...”

En todo caso, el crítico de cine no cree que el corredor que ahora se plantea vaya a cambiarla para bien: “Va a entrar ahí esto con un señuelo de que va a resucitar la zona pero va a ser un segundo piso inconfesable. Si bien le va a la zona, va a ser otra Plaza Insurgentes, aunque quiere ser una competencia con lo que han querido hacer en Polanco, que no les ha salido, y que es a donde se fue el gran capital cultural; abandonó la zona Rosa, se fue con esta idea de confundir al arte con el lujo”.

El arquitecto Juan Pablo Maza destaca que el Corredor Cultural Chapultepec no es un proyecto pensado sólo para la Zona Rosa, pero que sin duda permeará en ella:

“Creo que se va a repoblar la Zona Rosa. Se empezarán a arreglar edificios viejos, a tirar otros que están muy deteriorados, se van a ocupar espacios que son estacionamientos. Va a traer gente a vivir porque va a tener espacios recreativos, culturales, servicios y comercios. Si ofrece ya gran conectividad por distintos medios, tendrá además equipamiento, se recuperará en gran medida la vida cultural de este espacio. El corredor contempla una banqueta muy ancha hacia el lado de la Zona Rosa; pretende distribuir el flujo de gente de una manera más homogénea. En un futuro cercano la gente tomará el corredor y luego se distribuirá hacia la Zona Rosa. El proyecto quiere que la Zona se recupere; uno de los objetivos es que sea un nuevo destino para la ciudadanía”.

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