"Inventario", la columna literaria que José Emilio Pacheco mantuvo durante toda su vida en distintas publicaciones periodísticas, fue definida por Christopher Domínguez Michael, Antonio Saborit y Jesús Silva-Herzog Márquez, como la gran universidad de varias generaciones en México, el gran espacio de formación formal, el milagro del periodismo mexicano.

Durante la tercera mesa redonda del homenaje que le rinde El Colegio Nacional al poeta, traductor, ensayista y narrador, titulado "José Emilio Pacheco. La memoria encendida", los tres escritores dieron cuenta de la labor ensayística y periodística del autor de "Las batallas en el desierto", "Morirás lejos" y "Los elementos de la noche", y dijeron que su "Inventario" fue la propuesta para insertarla en la conversación cotidiana como entre amigos, no de maestro a discípulos.

En el encuentro celebrado en el Aula Magna del Colegio Nacional, en el que estuvieron presentes Cristina y Laura Emilia Pacheco, viuda e hija, respectivamente, del escritor, Domínguez Michael dijo que mucho contribuyó "Inventario" “al honrar tanto el lenguaje como las obras de tantos constructores de saberes, parte de un legado que nos compromete a nosotros, que vale la pena tenerlo presente”.

Además de que "Inventario" y los ensayos de José Emilio, fueron las primeras ventanas para asomarse a un mundo de un riqueza interminable, porque el universo literario de esa columna desafió siempre cualquier intento de concentración.

Por su parte, Antonio Saborit destacó que más que un mero punto de referencia, "Inventario" funcionó como una brújula y una marca de identidad. “Más que una columna fue un género desarrollado por un acrónimo”. El historiador e investigador dijo además que “Inventario se debió a la necesidad y sinceridad de lo que había que decir; como un péndulo, osciló entre oponerse a la vida y no rendirse al orden cíclico de la historia”.

Jesús Silva-Herzog Márquez, en tanto, señaló que "Inventario" es el milagro del periodismo mexicano. “Recorrer las miles de páginas es contemplar una de las creaciones culturales más imponentes de nuestra época, adentrarse a él es adentrarse en una casa impecable, habitable por su trazo y vitalidad, sitio para la nostalgia y la tristeza, un espacio para el juego, para la risa y la conversación”.

El miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo que las lecturas de José Emilio Pacheco nos acompañaron durante décadas para darle un sentido a la desgracia.

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