ssierra@eluniversal.com.mx

A las 12 de la noche de cada 12 de diciembre todo se detiene en la explanada de la Basílica de Guadapule cuando los peregrinos se concentran en cantar “Las Mañanitas”. En ese espacio trabaja el fotógrafo Federico Gama.

Como un peregrino más, sigue un recorrido. Hace ocho años inició el proyecto 12-D, un juego cabalístico: serán 12 años, los días 12, del mes 12, en una sesión fotográfica que se prolonga durante 12 horas, entre las ocho de la noche y las ocho de la mañana. De las miles de fotografías que ha tomado selecciona, cada año, 12 imágenes en blanco y negro y otras 12 en color.

Un grupo de imágenes tomadas a lo largo de estos ocho años expone a partir de hoy en la galería Nacho López de la Fototeca Nacional, en Pachuca, Hidalgo, en el marco del 16 Encuentro Nacional de Fototecas. Las que exhibe son en color; hasta ahora sólo ha presentado las de blanco y negro.

Con este proyecto, Federico Gama ahonda en una de las vetas de su trabajo documental: retratar las tribus urbanas de la ciudad de México. A la par, explora una propuesta artística que describe como “hacer fotografía de estudio, pero en la calle”.

Gama explica que 12-D es una serie ligada al peregrinar: “Busco peregrinos, en su mayoría jóvenes que van a rendir tributo a la Virgen de Guadalupe, la idea es hacer una especie de manda, de ser peregrino. Llegué a la conclusión de que no puedes fotografiarlos sin, de alguna manera, ser un peregrino. No puedes entender al otro desde el punto de vista documental si no vives una situación similar”.

Como muchos fotógrafos, Gama había tomado retratos de las personas que acuden a la Basílica, pues “el 12 de diciembre es un día muy interesante para la fotografía mexicana y para los que hacemos fotografía documental”.

Fue más allá, al constatar que muchos de los personajes de las tribus urbanas que ha retratado a lo largo de su carrera, se dan cita en esa fecha y lugar; que entre esos cientos de miles de peregrinos había también cholos, emos, skatos, punks: “Se dan cita sin importar sus banderas, sino para rendir tributo a la Virgen de Guadalupe. Es el símbolo del México mestizo y de todas esta mezcla de culturas”.

Sus fotografías en blanco y negro muestran a esos jóvenes que luchan por consolidar su identidad; las imágenes en color incluyen también a adultos, mujeres, parejas.

En la Basílica, cada 12 de diciembre, Gama ha encontrado lo que llama un “nodo de identidad”, frase con la que se refiere a “enroques o encuentros” donde se hacen posible temas que ha trabajado desde la fotografía: la migración, la vestimenta y la identidad.

Al preguntarle qué cambios sociales ha visto con los años, responde que es muy difícil determinarlos que en apariencia ha cambiado más el espacio, la organización desde la Iglesia y la delegación: ”Tengo por ejemplo una foto de un chico con un sombrero, alguien de los que llamamos paisano, que bien pudo ser su abuelo que estuvo ahí; es como atemporal. En el caso de los cholos parece que tienen uniforme, ahí no hay cambios. Hay elementos más sutiles en los guapiteños o tepichulos, y guapiteñas; los hay devotos de San Judas y, casi por añadidura, lo son también de la Virgen de Guadalupe y otros, de la Santa Muerte”.

Encuentra que han ido desapareciendo los emos: “Permanecen los cholos y los mazahuacholoskatopunk que son jóvenes que vienen de las comunidades indígenas y rurales pero que se visten como urbanos. Los cambios no radican tanto en lo generacional, sino en lo que significa ser joven en la ciudad de México”.

Gama, quien es fotógrafo de EL UNIVERSAL, se enfoca en la identidad y la actitud del personaje.

Su siguiente proyecto, con apoyo del Sistema Nacional de Creadores, persigue mostrar una especie de retablos en distintos contextos: la Basílica de la Virgen de Guadalupe, San Hipólito con los sanjuderos, el Viacrucis de Iztapalapa y una peregrinación desde Toluca.

Google News

Noticias según tus intereses