Peter Brook, el célebre director de teatro, quería averiguar si era sinestésico, una condición que provoca que los sentidos sean estimulados de maneras distintas, por ejemplo, que las palabras tengan sabor, que los olores tengan sonidos.

A partir de esta inquietud, emprendió, de la mano de Marie-Hélène Estienne, su más cercana colaboradora, un viaje hacia las profundidades del cerebro humano.

El resultado es la obra "El valle del asombro", escrita y dirigida por Brook y Estienne, que ayer se presentó en la 43 edición del Festival Intenacional Cervantino, protagonizada por Kathryn Hunter, Marcello Magni y Héctor Flores, con música de Raphaël Chambouvet.

Estienne ha dicho que Brook, a sus 92 años, no tiene más intención de hacer teatro, sino de abrir la puerta a otros mundos, tocar al espectador, transformarlo de alguna manera. Su deseo es contradictorio porque el arte de eso se trata, llevar la verdad a la escena, la verdad con sus claroscuros, con su fragilidad, su horror, su belleza, su éxtasis y su infierno.

Esa verdad humana está ahí, en "El valle del asombro". Una humanidad que no necesita de grandes artilugios escénicos, porque el ser lo es todo.

El montaje tiene la gran virtud de convertir un tema poco conocido como la sinestesia, en algo que todos podemos comprender, sentir empatía por los sinestésicos, vivir el gozo de poder ver en el aire imágenes que sólo están el cerebro, y sentir la angustia, la tragedia de no poder olvidar nada, de llenar de basura la mente, nublar el pensamiento con información que tortura, que lastima el centro de nuestra existencia.

El montaje recae, casi por completo, en la actriz Kathryn Hunter, quie interpreta a Sammy Costas, una mujer que se dedica al periodismo y tiene la capacidad de ver las palabras como imágenes y el infortunio de una memoria prodigiosa: no olvida nada. Al descubrirse lo extraordinario de su condición, es despedida de su trabajo y enviada a ser estudiada por científicos expertos en el cerebro humano.

Sammy Costas es echada del mundo ordinario y, ante la necesidad de tener un trabajo, aceptar ser el nuevo fenómeno de un espectáculo teatral. Hunter deslumbra, conmueve con su gracia, con su tormento, con su ingenuidad, con su sufrimiento y su fascinación. Todo en ella es teatro, su voz, su cuerpo, sus movientos, todo en ella es la vida.

Su historia se entralaza con la de un joven que relaciona la música con colores y con la de un hombre que al ser incapaz de sentir su cuerpo debe usar su cerebro para tener movilidad muscular.

En "El valle del asombro" está el teatro vacío, esa revolución que emprendió Brook, pero está también un asomo al teatro del entretenimiento cuando Marcelo Magni se vuelve el mago de una sola mano e invita al público a ser parte del espectáculo para adivinar las cartas; cuando Hunter está ahí, parada en medio del escenario, para repetir todas las palabras que una supuesta audiencia le ha dicho.

Sammy Costas se inmortaliza en la memoria del espectador. Las imágenes, los sabores, los olores, las sensaciones del mundo propuesto por Brook y Estienne, quedan en la piel, en el cerebro, en la sensibilidad de aquello que nos hace humanos. Ese es el milagro del arte.

La obra se presentará hoy 10 de octubre en el Teatro Principal a las 18:00 horas. En la ciudad de México tendrá funciones en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes.Las funciones son el miércoles 14 y jueves 15 de octubre a las 20:00 horas.

sc

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