El grupo de las siete naciones más ricas se comprometió el viernes a buscar la creación de una fuerza de paz de Naciones Unidas para proteger sitios que son patrimonio mundial de la destrucción causada por conflictos y para combatir el tráfico de tesoros saqueados.
La destrucción de antigüedades en sitios históricos, como la ciudad siria de Palmira y el santuario de Tombuctú en Malí, se ha vuelto una táctica de guerra para grupos como Estado Islámico, que la utilizan una herramienta de propaganda y fuente de ingresos por el contrabando, dice la ONU.
Los países del G-7, compuesto por Canadá, Francia, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Estados Unidos e Italia, firmaron un acuerdo con la ciudad italiana de Florencia, cuna del Renacimiento, para fortalecer la colaboración internacional con el fin de proteger el patrimonio cultural.
Italia creó una unidad de "cascos azules de la cultura", activa en áreas donde la ONU tiene operaciones humanitarias. El ministerio de cultura dijo que el acuerdo del viernes incluía un compromiso para permitir que restauradores y expertos en arte se unan a misiones en zonas de conflicto.
La semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó su primera resolución centrada en el patrimonio cultural, en la que instó a los países a aumentar la lucha contra el saqueo y tráfico de objetos arqueológicos, religiosos y otros artículos culturales.
Italia, que será anfitrión de la reunión del G-7 este año, estableció una fuerza policial especial en 1969 para recuperar artículos de arte robados, que con frecuencia son contrabandeados al exterior. Se trata de los famosos carabineros.
Desde entonces, se han recobrado unos 800 mil artículos robados en Italia, que tiene más sitios de patrimonio histórico que cualquier otro país.
sc