Madrid. — Miguel de Cervantes descansa en paz. Él mismo quiso ser enterrado en la iglesia de San Ildefonso, en el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid, en cuya cripta fueron encontrados algunos de sus restos en marzo pasado, donde se inauguró ayer un monumento en su honor.

“Yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra 1547-1616”, reza la placa conmemorativa que incluye versos de su última obra, que escribió días antes de morir.

El lugar elegido para colocar los tres féretros fue una lateral de la iglesia. Bajo una sencilla lápida se depositaron las cajas con la reducción de los huesos de las 16 personas que se encontraron en la fosa 32 de la cripta, entre ellos Cervantes y su viuda Catalina de Salazar, aunque no se les pudo hacer una prueba de ADN que certificara su autenticidad.

La ceremonia fue presidida por la alcaldesa Ana Botella. Al acto asistieron el director de la RAE, Darío Villanueva, Joaquín Martín Abad, y el general de Brigada Antonio Nadal.

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