“Los nuevos fármacos han sido el elemento más importante para disminuir la mortalidad en pacientes diagnosticados con cáncer, así como para aumentar la tasa de supervivencia por la misma enfermedad; en ese sentido las mejoras en el diagnóstico por imagen también han ayudado a un mejor tratamiento de radiación, teniendo un objetivo específico para atacar los tumores con mayor precisión”, expresó en entrevista el especialista en gestión de salud y catedrático estadounidense de la Universidad de Columbia, Frank Lichtenberg, en el marco de la III Semana de la Innovación en Salud.

El encuentro, organizado por la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), presentó ayer una serie de paneles de discusión en los que diversos expertos y tomadores de decisión dialogaron en torno al problema de las enfermedades crónicas y la necesidad de la participación de la industria farmacéutica, dependencias estatales y la sociedad civil, así como organizaciones de pacientes, para evidenciar la necesidad de injerencia desde diversos sectores de la sociedad y combatir su impacto en la población.

En la ponencia titulada Impacto económico y social de las enfermedades no transmisibles, el doctor Lichtenberg presentó resultados de una investigación en la que analizó los niveles de mortalidad por cáncer en pacientes mexicanos.

“Se sabe que en México la expectativa de vida era de 57 años en 1960, frente a 77 en 2012; esto es un crecimiento promedio de 4.6 meses por año. ¿Por qué la gente vive más ahora? Los macroeconomistas dirían que es por la innovación de las ideas y una forma de medir su crecimiento es por medio de las patentes que se registran, porque aunque muchos proyectos no ven la luz, es más fácil medir la innovación en las ideas en este sentido” explicó en su ponencia.

Con la investigación, realizada en colaboración con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN),  Lichtenberg presentó como hipótesis la relación directa entre el incremento de innovación en tratamientos contra el cáncer y la disminución de mortalidad.

“Lo que hago en este estudio es evaluar el impacto de la innovación farmacéutica sobre la mortalidad del cáncer en México, en un período de 2004 a 2014, al investigar si había mayores bajas en mortalidad en ciertos tipos de cáncer.

En este caso el promedio de baja en la tasa de mortalidad depende del tipo de cáncer ya que, por ejemplo, en este período hay un 48% de disminución en cáncer cervicouterino y un 34% de baja en mortalidad de cáncer de pulmón, pero por otro lado hay un aumento en cáncer de mama, de ovarios y colorrectal. Mi hipótesis es que esto tiene relación con la innovación de tratamientos en los diferentes tipos de cáncer, ya que no es la mismo tipo de innovación para tratar cada uno de ellos”.

En entrevista, el ganador del Premio Schumpeter 1998 por el paper titulado Innovación farmacéutica como un proceso de destrucción creativa y el Premio de Garfield de Impacto Económico de 2010, explicó que en México hay un amplio desfase temporal entre la aparición de fármacos a nivel mundial y su aplicación en nuestro país.

“Un problema importante es que el acceso es muy limitado en México; toma mucho tiempo para que un nuevo fármaco pueda llegar a la población, casi veinte años pueden pasar para que se pueda distribuir un nuevo medicamento a gran escala. Ciertamente las nuevas medicinas son más caras que otro tipo de tratamientos, pero también tiene que ver con la educación de los doctores y su familiaridad con ciertos tratamientos por encima de los más nuevos. Por ejemplo, en Estados Unidos hay nuevos tratamientos que reemplazan a los antiguos, pero aquí eso es muy complicado. Desde 2010 a 2014 hubo 50 nuevos tratamientos médicos contra el cáncer a nivel mundial; en Estados Unidos llegaron 40 de estos y en México solo llegaron 20”.

Lichtenberg explica que a nivel global el patrón se repite, ya que a menor cantidad de ingresos promedio de las naciones hay una mayor brecha de tiempo para que los nuevos tratamientos puedan generalizarse entre la población.

“Lo que he encontrado de manera consistente en diversos países es que la introducción de nuevos tipos de medicamentos  es la primera fuente para disminuir la tasa de mortalidad por cáncer, pero hay muchos otros factores que no se han explicado, muchas variables que no se pueden controlar como la elección de tratamientos o la preparación de los doctores”, explicó.

En otras ponencias del evento se estableció dialogó sobre el papel de nuevas en técnicas en el sector público, como el robot “Da Vinci” que opera en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE, la importancia de los indicadores para generar resultados en el sector salud, el papel de los innovaciones médicas en la vida cotidiana, la necesidad de la población por exigir de manera organizada el cumplimiento de sus derechos referentes a la salud, así como la importancia de la planeación estatal de los programas en diferentes niveles de gobierno.

jpe

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