Si de algo sabemos en la enorme Ciudad de México es de estrés y caos vehicular. Para muestra basta con repasar esta semana que termina, en la que sufrimos manifestaciones y fuertes lluvias que crearon las condiciones perfectas para dejar a los automovilistas atrapados por varias horas en el denso tráfico.
Precisamente, durante uno de esos congestionamientos fue cuando recordé que hace poco más de un mes, Ford dio a conocer que integraría un nuevo sistema de control crucero adaptativo con función stop and go en el modelo Fusion 2017 —Sí, el que se fabrica en la planta de Hermosillo, una tecnología que controla la aceleración y frenado con el fin de mejorar el confort al dejar que el vehículo siga automáticamente al auto de enfrente y olvidarnos de los pedales.
Es un sistema que ya habíamos visto en modelos de gama alta como el Volvo XC90 pero resulta interesante saber que es una de las tecnologías en los automóviles que a muchos les parece un invento moderno. Sin embargo, es de los más longevos que hay, y que a través de los años ha evolucionado para reforzar los temas de seguridad, eficiencia de combustible, comodidad y hasta convertirse en una de las bases para llegar a la conducción autónoma.

Los inicios. El control de velocidad vio sus primeros pasosen la primera década del siglo XX en autos producidos por Peerlees, entre 1900 y 1931. El sistema se basaba en la tecnología creada en 1788 por el inventor escocés James Wat, y ajustaba la posición del acelerador para controlar un motor a vapor manteniendo la velocidad.
En 1945, Ralph Teetor evoluciona el sistema para adaptarlo a vehículos con mayor potencia y capacidad de velocidad, utilizando una bobina para controlar la posición del acelerador con relación a la velocidad de giro de las flechas. Éste fue utilizado en 1958 por Chrysler en los modelos Imperial, con el fin de ofrecer una conducción confortable en trayectos de carretera.
Sistema ACC. El control de velocidad crucero ha evolucionado para ser más seguro y cómodo por medio de diferentes elementos como radares, sensores y lasérs que sirven para calcular la
velocidad y el espacio que hay entre nosotros y el auto de adelante, con el fin no solo de mantener el ritmo, sino también de reducirlo (sin controlar el sistema de frenado), según la distancia del
vehículo al frente.
Hoy existe un sistema más avanzado al que se le conoce como ACC o control crucero adaptativo, que puede administrar el acelerador y el sistema de frenado de acuerdo a la información recibida en una computadora del auto por parte de sensores, radares, lásers y hasta cámaras que constantemente monitorean el camino.
De la carretera a la ciudad. En esta última década diversas marcas, en especial las premium, se han esforzado en perfeccionar sus sistemas, es el caso de Mercedes-Benz o Volvo, entre otras marcas, mismas que presumen sus desarrollos a los que ahora se les integró una función de seguimiento que permiten circular en el tráfico de la ciudad; es el caso del XC90 o recientemente el Ford Fusion 2017.
Este último con el funcionamiento del control crucero adaptativo y un sistema denominado stop-and-go, pensado para ayudar a los conductores a reducir el estrés en el camino. Tiene la capacidad de parar totalmente, acelerar de manera automática al igual que la frenar, siempre manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo de enfrente.
La tecnología de Ford emplea software, radares y una cámara avanzada, mismos que “leen” el camino cada 50 milisegundos para ajustar el control de velocidad de acuerdo con el flujo de tráfico.
Hacia el manejo autónomo. Ahora el ACC sigue su evolución y forma parte de nuevos sistemas que concentran otras tecnologías como las alertas sonoras de colisión, que miden la distancia entre otros vehículos; el sistema de frenado inteligente, que calcula la velocidad y lejanía del auto de adelante para activar los frenos en caso de que el conductor no lo haga; el asistente de abandono de carril, que se basa en el monitoreo de las líneas divisorias para avisar del peligro al operador por medio de sonidos o vibraciones en el volante/asiento como el Cadillac ATS.
Incluso algunos tienen control sobre la dirección para regresar el automóvil al centro del carril y evitar salir del camino, tal como lo hacen modelos de Volvo. Todo para mejorar la seguridad y el confort en el manejo. Es así como estas tecnologías son tomadas por la industria automotriz como los primeros pasos hacia la conducción autónoma.