Desde que Mokgadi Caster Semenya pasó de ser una atleta adolescente desconocida a convertirse en campeona mundial en 2009, su género y las posibles ventajas en su biología han sido sometidos a un feroz escrutinio en todo el mundo.Su crianza fue todo menos privilegiada.

Nacida el 7 de enero de 1991 en la provincia sudafricana de Limpopo, Semenya y sus tres hermanas y su hermano fueron criados en una aldea remota, no lejos de la frontera con Botswana.

Su interés por el deporte se mostró temprano en la vida, jugando al futbol en la escuela, donde también demostró que tenía talento atlético.

Sin embargo, no tuvo acceso a las instalaciones de alto nivel que disfrutan algunos de sus competidores en el escenario mundial.

Sin embargo, sus logros atléticos han sido impresionantes: una doble medalla de oro olímpica y tres veces campeona del mundo en más de 800 metros, y ganadora de sus últimas 29 carreras en la distancia. Cada vez que corre, casi siempre gana.

Las competiciones se han convertido en una distracción necesaria para sus 28 años de edad, especialmente después de haber sido empujada a una vorágine mediática después de la IAAF públicamente, algunos dicen que insensiblemente, la obligaron a someterse a una prueba de género.

Los resultados de las pruebas realizadas hace 10 años no se han hecho públicos, aunque los informes de los medios afirmaron que mostraban características tanto masculinas como femeninas, incluidos niveles de testosterona más altos de lo normal.

La investigación encargada por la IAAF mostró en 2017 que las atletas con niveles elevados de testosterona tenían "una ventaja competitiva" , afirmando que la alta testosterona era responsable de una mejora en el rendimiento de los corredores de hasta un 3%. Sin embargo, los hallazgos han sido cuestionados por Semenya y su equipo.

Ella ha luchado públicamente contra lo que ve como un complot decidido para borrar aquello por lo que ha trabajado tan duro.

Su celebración característica de cepillarse los hombros después de una victoria es vista como una forma de desechar el intenso escrutinio en su vida.

Lejos de la pista, Semenya se ha asociado con una organización local para abogar por la salud menstrual de las niñas. También completó su Diploma en Ciencias del Deporte en la Universidad North-West en Potchefstroom en 2018.

En 2014 fue galardonada con la Orden de Ikhamanga, otorgada a ciudadanos sudafricanos que se han destacado en los campos de las artes, la cultura, la literatura, la música, el periodismo o el deporte.

Se casó con su esposa, Violet Raseboya, una compañera atleta, en 2017 en una ceremonia lujosa.

A pesar de la publicidad que la rodea, ella sigue siendo una persona intensamente privada, aunque sus tweets brindan una ventana, por pequeña que sea, a sus sentimientos actuales.

"A veces es mejor reaccionar sin reaccionar", escribió en Twitter al perder su apelación contra la IAAF en la Corte de Arbitraje para el Deporte, lo que significa que el organismo rector del atletismo mundial podrá restringir los niveles de testosterona en corredoras femeninas, lo que podría ser una amenaza. Gran golpe a su futura carrera en la pista.

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