Una muestra de unidad de Corea del Norte y del Sur se destacó el viernes como el tema principal e inspirador de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en una ceremonia en que no estuvo ausente el colorido que le imprimieron algunas delegaciones por su vestimenta _o por la falta de ésta.

La hermana del líder norcoreano Kim Jong Un cumplió su primera visita en la historia a Corea del Sur y estrechó la mano del presidente surcoreano Moon Jae-in. Ambos presenciaron un espectáculo de luces, sonido y danza, que comenzó con una exhibición de taekwondo por parte de equipos de las dos Coreas.

Minutos después llegó un momento asombroso por sus implicaciones. Fue posible apreciar al vicepresidente estadounidense Mike Pence, sentado una fila delante de la hermana de Kim en el mismo palco, y mirando la apertura de unos juegos cuyo legado principal podría ser el acercamiento entre las dos Coreas.

Los deportistas norcoreanos y surcoreanos desfilaron juntos, agitando banderas que sólo mostraban el territorio de esta península sobre un fondo blanco. En su fantasía unificadora reflejaron el sueño que han tenido muchos coreanos.

Una delegación de ambos países no marchaba de manera conjunta desde 2007.

“Los deportistas de las dos Coreas trabajarán juntos por la victoria, y ello tendrá resonancia y se recordará en los corazones de la gente de todo el mundo como una señal de paz”, dijo Moon durante una recepción previa a la ceremonia, de acuerdo con su despacho.

Horas después, Moon subió al podio que le cedió el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, y declaró oficialmente inaugurados los Juegos.

Alrededor de 35.000 espectadores llenaron el Estadio Olímpico, construido especialmente para la ceremonia en la región nororiental de Pyeongchang, una de las más pobres y frías de Corea del Sur.

Con una temperatura de tres grados Celsius bajo cero (unos 28 Fahrenheit), la ceremonia incluyó referencias a la historia y la cultura de Corea, en un fragmento que llevaba el título de “La Tierra de la Paz”. También en estos actos participaron actores y deportistas norcoreanos y surcoreanos.

Tras un año de amenazas de guerra nuclear y de ensayos atómicos por parte de Corea del Norte, la colaboración entre las dos naciones marca un acercamiento inesperado.

Corea del Norte ha enviado casi 500 personas a Pyeongchang, entre funcionarios, deportistas, artistas y animadores. Con el Sur, acordó una serie de gestos reconciliatorios en ocasión de estos Juegos.

Bach elogió el desfile conjunto de las Coreas, y afirmó que envía un “mensaje poderoso”.

“Gracias”, dijo. “Nos ha conmovido este gesto maravilloso. Todos estamos unidos y los apoyamos en su mensaje de paz”.

A Pyeongchang acuden más de 2.900 deportistas de 92 naciones. Se trata de las mayores cifras registradas en la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno.

Siete países latinoamericanos competirán en los Juegos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México y Puerto Rico.

Germán Madrazo, quien hace poco más de un año se calzó los esquíes por primera vez en su vida, desfiló al frente de la delegación mexicana de cuatro deportistas, portando la bandera y un sombrero de charro. Madrazo, de 43 años, compite el domingo en el esquí de fondo, en la carrera de 15 kilómetros.

Henrik von Appen, competidor de esquí alpino, fue el abanderado de la delegación chilena, vestida con chaquetas rojas. Los colombianos optaron por ponchos y sombreros artesanales. Los argentinos, cuyo abanderado fue Sebastiano Gastaldi, vistieron conjuntos deportivos negros y azules.

Y el abanderado de Tonga, Pita Taufatofua, volvió a asombrar. Tal como lo hizo en los Juegos de verano de 2016 en Río de Janeiro, lució sólo una falda polinesia y mostró su musculatura con el torso desnudo, ahora a temperaturas gélidas, un desplante que causó un grito de asombro entre el público.

Curiosamente, Taufatofua es amigo y compañero de aventuras de Madrazo. El taekwondoí se decidió hace poco a incursionar en los deportes invernales, y junto con Madrazo consiguió el boleto a Pyeongchang en la última prueba eliminatoria, realizada en enero en Islandia.

“No conseguimos calificarnos antes, en Polonia, pero él siempre me estuvo diciendo, ‘lucha por el día siguiente, hermano’”, reveló recientemente Madrazo, en una entrevista con The Associated Press. “Es un personaje indoblegable”.

Lo demostró en otros juegos.

En el clímax de la ceremonia, la campeona olímpica de patinaje artístico Yuna Kim encendió el pebetero. Y un espectáculo pirotécnico cerró una noche en que las dos Coreas fueron una sola

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