Barcelona visita al Olympiacos en la cuarta jornada de la Liga de Campeones con el propósito de lograr un triunfo que deje sentenciada su clasificación para los octavos de final.

Son días felices para el equipo de Ernesto Valverde, sólido líder de la Liga española y a un paso de certificar su acceso a las eliminatorias de la Champions, después de sumar tres victorias en otros tantos encuentros. Posee una sustancial ventaja de tres puntos sobre la Juventus y seis sobre el Sporting de Portugal, que se miden en el otro encuentro del Grupo D.

La moral es óptima dentro de un conjunto que se acostumbró a ganar, por mucho que su juego se haya alejado de la excelencia. Pero eso parece importarle poco o nada a su hinchada, satisfecha con la racha de resultados. Desde que cayó en la Supercopa ante el Real Madrid, a mediados de agosto, cuenta todos sus partidos por triunfos salvo el empate 1-1 ante el Atlético de Madrid hace dos semanas.

Para ello está contando con varias virtudes fundamentales. El equipo trabaja bien la presión, es eficaz en ataque, sólo recibió un gol en Liga de Campeones y tiene al delantero argentino Lionel Messi y al arquero alemán Marc-André Ter Stegen en plena forma.

Radicalmente diferente es la situación del Olympiacos, un equipo que todavía no sumó puntos en la actual edición de la Liga de Campeones. Sus ocho goles recibidos hablan de un cuadro evidentemente débil en defensa.

Así se comprobó en el encuentro jugado en el Camp Nou, en el que el Barcelona ganó 3-1 sin ninguna dificultad, a pesar de estar la segunda parte con un hombre menos por la expulsión de Gerard Piqué.

La ausencia de Piqué es el único motivo de preocupación para Valverde, pues el defensa deberá cumplir un partido de sanción y el técnico no tiene demasiado para elegir. Además, Javier Mascherano tiene una infección en un pie y no recibió el alta médica.

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