Los lanzadores de Astros y Dodgers señalaron que el cuero que la envuelve se siente diferente, todo ha girado en torno a la esférica y el número de cuadrangulares que se han conectado en la Serie Mundial.

Entre el Juego 2 y 7 de esta edición del Clásico de Otoño, la bola traspasó 15 veces la cerca. 25 carreras fueron anotadas en un juego que fue abierto por Clayton Kershaw de los Dodgers y Dallas Keuchel de los Astros, ambos ganadores del Cy Young y de los mejores lanzadores de las Grandes Ligas.

Por lo que la teoría de la conspiración comenzó: “La queja principal es que las pelotas parecen algo distintas en la postemporada, incluso de la postemporada a la Serie Mundial. Están un poco escurridizas. No te queda otra que lidiar con ello. Pero no es sólo un pitcher el que ha salido a decir, ‘aquí hay algo diferente’. Creo que es una opinión generalizada, ‘wow, aquí hay algo que no está bien’”, declaró Justin Verlander.

El diestro puso los acentos al acusar a Grandes Ligas de cambiar los materiales usados anteriormente para fabricar pelotas.

Después de una temporada en la que los bateadores eclipsaron a sus predecesores de la “Era de los Esteroides” en la suma de jonrones, hay una sensación de que hay algo extraño con las pelotas.

Las conjeturas de que algo ha cambiado incluyen un estudio que asegura que encontró diferencias en el tamaño y dimensión de las costuras de las pelotas desde el receso por el Juego de Estrellas de 2015.

“Se habla bastante de diversos tamaños y que algunas son un poco más grandes o un poco más chicas. Unas costuras son más altas y otras bajas. Pero no hay consistencia”, dijo Rich Hill, quien abrirá el sexto duelo por L.A..

“Creo que es algo que obedece a las condiciones — si hace más frío, pues estarán resbaladizas. Si hace calor, pues te vas a encontrar con algo más de humedad en las pelotas”.

El comisionado Rob Manfred insiste que no hay nada pérfido con las pelotas.

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