¿Es cursi? Sí. ¿Comercial? Por supuesto. ¿Innecesario? Quizá. Pero hemos descubierto una cosa sobre el famoso 14 de febrero que nos hace apoyarlo más que nunca: si se piensa bien, es un gran pretexto para comprar un nuevo reloj, ya sea para poseerlo o para obsequiarlo. Y siendo así, venga, celebremos San Valentín...

Con lo anterior en mente recurrimos a los expertos de Berger y de Peyrelongue Chronos para tener sus recomendaciones sobre los mejores guardatiempos para regalar en pareja o para obsequiarse uno mismo porque, como decía Voltaire “no hay un amor que deba describirse como ciego, excepto el propio”.

Máquinas a la moda

Para Berger, dos firmas tienen las mejores opciones para regalos en dupla: Girard-Perregaux y Panerai. De la primera, dos Laureato —Chronograph y 38 mm— que, con su carátula azul, además de mecánica aportan un efecto trendy ya que, como se sabe, dicho color no es solo una tendencia en las carátulas; también es el color de 2020 a decir de Pantone. Sobre Panerai, opinan los vendedores de Berger, son ideales para parejas que buscan un estilo elegante, pero casual, algo que los italianos consiguen con facilidad sorprendente. Además, remarcan, son muy apreciados por los coleccionistas, así que no hay manera de fallar si se obsequia un Luminor Marina o un Luminor Due.

El día que comenzamos a amar San Valentín
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Para los solteros que quieren consentirse, las joyas que merecen: un Grand Lange 1 con esos maravillosos puentes únicos de A. Lange & Shöne grabados a mano o un Excalibur Automatic de Roger Dubuis con correa de cocodrilo de colores brillantes intercambiable. La opulencia es total: hay diamantes y una maquinaria impecable que puede verse gracias al fondo de caja transparente.

Historia y vanguardia

Toca el turno a Peyrelongue Chronos, donde durante la charla un dato sale a la luz: muy pocas firmas hacen ya relojes “emparejados”. Ha ganado la expresión individual, tal vez. Pero Tudor y Cartier aún tienen opciones para los enamorados que quieren sincronizar sus muñecas. Los Tudor Black Bay —aseguran en la boutique— son perfectos para las parejas que disfrutan de la aventura gracias a su alta resistencia y su estanqueidad. Por su parte, Cartier ofrece al icónico Santos que tiene a bien dar la posibilidad de intercambiar muy fácilmente el brazalete mecánico por correa de piel para poder adaptarlo a distintos tipos de eventos o para diferenciarse cuando la pareja quiere tener un reloj en común sin necesidad de que el estilo se idéntico.

El día que comenzamos a amar San Valentín
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¿Y qué hay de las compras individuales? Inversiones maravillosas para alimentar la vanidad y darle más valor histórico a la colección personal. Un Blancpain Villeret Complete Calendar 8 Days con delicada carátula esmaltada y la fase lunar con la lúdica figura del satélite sonriéndole a quien le consulta. O qué tal un Breguet Tradition Dame 7038. Otra pieza de una casa con gran bagaje e influencia en la industria relojera. Puede disfrutarse del corazón del guardatiempo en la carátula y ver todos los detalles de su cuidadoso mecanismo rodeado por un bisel de diamantes y con una correa de cocodrilo para ajustarse. ¿Algo falta? Una joya puede ser “la cereza” de cualquier pastel. Recomendamos dar un vistazo a la colección propia de Peyrelongue y completar la fórmula para pasar el mejor San Valentín.

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