Los chupaductos han conformado una red en la que participan pobladores de los municipios del Triángulo rojo: contratados para el transporte de la gasolina, cuidado de tomas clandestinas o, en su caso, niños halcones

Unos fueron rehabilitados y son utilizados para la cetrería como una forma de mantenerlos en forma y otros tienen trabajo en empresas para controlar especies invasoras, como los tordos