Inician las vacaciones y la rutina de todos cambia. Hijos, hermanos, papás, mamás, abuelos, todos tienen que adaptarse a los horarios especiales donde los niños no están en la escuela sino en casa.

Ayer una mamá me decía que le preocupa que en estas semanas de ocio su hija suba de peso. Dice que la ve despertarse más tarde, pasar muchas horas en la tele o el celular y comer todo el tiempo. Le propuso clases, cursos y actividades pero ella no quiere y en casa respetaron su decisión.

Me decía que por un lado la entiende. Se levanta todos los días a las 6 de la mañana y durante el día tiene muchas actividades cosas que hacer y por eso en vacaciones quiere descansar. Pero, por el otro, le parece una pérdida de tiempo que pase todo el día sin hacer nada.

Tuvimos una charla muy interesante donde hablábamos de la importancia de que los niños y niñas en vacaciones se aburran. Yo soy una convencida de que a partir de los momentos de aburrimiento, los niños desarrollan su creatividad y aprenden a entretenerse solos, lo que en la vida adulta en una herramienta muy potente.

Después entendí el punto medular y lo que a ella realmente tiene preocupada. Dice que su hija, para entretenerse, come y le preocupa mucho que gane peso. Y creo que ahí tiene un punto, a todos nos preocupa la salud y el peso (y físico, aunque digamos que no) de nuestros hijos.

Así pues, pude decirle que me parece que su hija come por aburrimiento, sí, pero también por ansiedad. Finalmente, es chiquita y no fuma ni bebe (los canales clásicos para fugar el estrés). De hecho, aún depende de sus papás para todo, pero el ser pequeña no significa que no se de cuenta de las cosas. Ella sabe perfecto que sus papás quisieran que estuviera haciendo otras actividades, pero ella no quiere. Eso le genera culpa y ansiedad y por eso come. Ella misma sabe que en época de clases siempre está activa y ahora no. 

Para mi que lo que hay que hacer es dejar de preocuparse. Finalmente, poco a poco ese aburrimiento la va a hartar y se pondrá a hacer algo. Con relación a la comida, yo pondría a su alcance cosas saludables para que pique y hablaría con ella al respecto. Hacerle saber que “no pasa nada si no hace nada” es fundamental y que esas sensaciones que siente son normales.

Hay edad y momento para todo. Las vacaciones son para hacer cosas nuevas y diferentes. Si uno come más, sube de peso pero eso también hay que aprenderlo. No sirve de nada decírselo a los niños, lo tienen que comprobar. Ellos tendrán que ver cómo se sienten si la ropa les aprieta, si sus camisetas les dejan de quedar o si no les gusta cómo se ven. Ellos tienen que reconocer cómo se sienten si comen mal y cómo se sienten si comen bien. Poco a poco hay que enseñarles a que identifiquen sensaciones y asuman responsabilidades. Ellos son los únicos que pueden (y deben) cuidar su cuerpo y poco a poco hay que enseñarles a hacerlo.

Que las vacaciones sean para que los papás se acerquen a los hijos y los hijos a los papás y así todos aprendamos de todos.

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