Quiero compartir un tema que suele ser complejo de abordar y muy complicado de entender en el
: la elección del “ Director de producto ”, o —en términos de la industria— el entrenador, el DT . Cuando se trata de analizar el futbol desde la óptica de negocio/espectáculo, es indiscutible que un club es un producto y que, como cualquier otro, debe ser atractivo.
En una empresa tradicional, encontrar a la persona responsable de que el producto salga con la calidad adecuada, que la línea de producción trabaje adecuadamente y que se cumplan las metas planteadas, puede llevar meses. ¡Es una posición clave!
El futbol , por su naturaleza, desafía las reglas de las empresas, y vemos que un club puede contratar al encargado de su producto en cuestión de días. Y también así lo desecha. En el Clausura 2022 , van siete Directores de producto cesados: Marcelo Méndez , Pablo Guede , Leonardo Ramos , Pedro Caixinha , Javier Aguirre , Santiago Solari y Beñat San José.
Entender la labor de esta posición es altamente complejo, aunque sean los llamados “ hijos del resultado ”. El problema es que, en una competencia de 18, sólo uno puede quedar campeón, y uno quedará en el último lugar. Las probabilidades de “andar mal” un torneo parecen ser más altas que “andar bien”, la pobreza de resultados positivos (victorias) suele ser el principal factor al evaluar a un entrenador.
Sin embargo, creo que hay otras consideraciones que poner sobre la mesa. En otras industrias, el líder o Director de producto está en línea jerárquica por encima de sus dirigidos y, aunque en el futbol también, la diferencia es que los jugadores ganan más que el líder, lo cual suele inclinar la balanza a “cortar el hilo por lo más delgado”. Esta característica inusual, donde el “jefe” gana menos que el “subordinado”, condiciona las relaciones internas.
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Algunos de los DT’s despedidos han estado tres o cuatro jornadas, y aunque podríamos pensar que —en primera instancia— fue un error traerlos y se debe examinar el proceso de selección, la realidad es que no hay una fórmula garantizada para que un entrenador “caiga con el pie derecho”. Desde adaptaciones, grupo de trabajo, condiciones laborales, material humano, o simplemente falta de “química”.
Cada equipo tiene que evaluar estas situaciones y tomar la decisión que estime conveniente, pero sí valdría la pena —desde una óptica de gestión deportiva y visión empresarial— empezar a encontrar esos elementos que al menos proporcionen una base estable. Siete entrenadores de 18 es una cantidad alta y eso nos lleva a pensar si los clubes son impacientes, tenían una expectativa muy distinta de lo que sus planteles pueden dar o existen condiciones “sistémicas” que provocan que un entrenador que llegue no pueda alcanzar el máximo potencial. Repito, vale la pena estudiarlo.
@vic