Transitar de una economía emergente a una desarrollada inicia con desbloquear el rezago educativo en todos los niveles, pero también resolver problemas entre los que sobresalen:

  • Crecimiento demográfico no planeado.
  • Desarrollos regionales desiguales.
  • Acceso desigual al conocimiento científico y cultural.
  • Contrastes sociales marcados.
  • Competencia entre instituciones públicas y privadas.
  • Descalificación entre instituciones públicas y privadas.
  • Falta de colaboración y conjunción de esfuerzos entre instituciones públicas y privadas.
  • Falta de articulación entre la investigación y la docencia.
  • Contenidos educativos no actualizados.
  • Ausencia de práctica profesional de los estudiantes, lo que genera una deficiente formación de los egresados, situación que a su vez dificulta su incorporación al mercado de trabajo.
  • Falta de compatibilidad entre el perfil de los egresados de educación superior y las necesidades del sector social y productivo.
  • Insuficientes recursos.
  • Falta de coordinación entre las políticas de ciencia y tecnología.

También debe mencionarse la falta de aplicación de una acertada política de Estado en materia de educación superior. Las dificultades de los países en desarrollo reproducen condiciones de miseria.

Así, se prevé una dependencia económica que limita el crecimiento y desarrollo económico de los países, la canalización de una parte del Producto Interno Bruto al pago de la deuda externa y, por ende, reducción del gasto público que se canaliza a educación, ciencia y tecnología.

La inequidad y desigualdad económica es otro posible factor en el futuro. El crecimiento de los niveles de pobreza como producto de la aplicación de modelos económicos alejados del desarrollo social.

No es halagüeño un panorama en el que persiste la dependencia técnico-científica. Incapacita la generación de ciencia y tecnología endógena.

De manera simultánea, es previsible que el rezago educativo incida también en el inmovilismo empresarial. Es decir, plantas industriales con tecnología atrasada, muchas de las veces imposibilitadas para realizar procesos de modernización acordes con las exigencias del progreso tecnológico y la desatención del sector empresarial a las actividades de investigación y desarrollo.

Otra consecuencia del retraso educativo, y del freno al desarrollo económico, tiene que ver con la limitación de la democracia. Es decir, la instauración de gobiernos que limitan los procesos de democratización y equidad social. También la participación limitada de los ciudadanos en la toma de decisiones que de alguna manera se manifiestan en las instituciones de educación pública en donde el consenso, la participación razonable y responsable, en muchas ocasiones no caracterizan a dichas instituciones.

Reorientar a las instituciones de educación superior es clave para transitar de una economía emergente como a la que ahora posee México a una desarrolla que desdibuje los porvenires obscuros.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas CESCIJUC)

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