Los empleadores de Latinoamérica buscan personas con habilidades interpersonales sólidas. Esto es, con competencias de trabajo en equipo, de comunicación y relaciones personales, de toma de decisiones, negociación y liderazgo, siendo éstas últimas tres las más difíciles de encontrar para los reclutadores.

Con frecuencia se afirma que nuestro país vive una crisis de empleo que se refleja en falta de oportunidades laborales y salarios bajos, eso es cierto, pero esa afirmación puede hacernos olvidar que detrás hay una crisis de habilidades. No es suficiente la calidad para la formación de capital humano. Esto no es exclusivo de la educación superior. Deviene desde las más básicas y fundamentales unidades sociales: la familia, iglesia, escuela en todos los niveles, comunidad local, centros de trabajo, partidos políticos, grupo social. La formación íntegra del capital humano debe ser constante y multidimensional.

No basta crecer en escolaridad, se debe crecer en formación de habilidades especializadas.

El pobre desempeño económico de los países Latinoamericanos durante los últimos 50 años se debe en buena medida a un problema de habilidades educativas. Sin tal cognición no hay productividad posible y sin ésta no hay crecimiento económico.

Así, el aumento de la matrícula es importante, pero no debemos fortalecer paralelamente la calidad. Las evaluaciones a nivel internacional nos muestran serias deficiencias en la mayoría de los estudiantes. En 2013, por ejemplo, en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) México resultó ser el peor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en educación. Según estos resultados, al país le tomará más de 25 años alcanzar el promedio de los países de la OCDE en matemáticas y más de 65 años en lectura.

Tales resultados se recrudecerán a raíz de la educación a distancia propiciada por la actual pandemia del Covid-19.

Así, simplemente los jóvenes mexicanos no escriben ni entienden lo que leen, ni utilizan las matemáticas y el razonamiento científico para resolver problemas. La prueba PISA mostró un panorama preocupante.

A partir de los datos presentados se entiende el porqué de los resultados obtenidos en los exámenes de admisión de diferentes universidades públicas. Se reconoce que el de ingreso a nivel licenciatura en la UNAM es uno de los más competitivos de su tipo en el país. Sin embargo, los resultados son tan malos que a veces, como en 2007, es suficiente contar con 60% de los aciertos en la prueba para obtener un lugar en la institución.

¿Hace falta abrir más espacios y con ello incrementar la matrícula? Paraece que no basta con aumentar el número de oportunidades para que los más jóvenes ingresen a la educación superior. También es insuficiente el argumento de que la solución reside en la mera construcción de nuevas universidades o la asignación de nuevos recursos. La solución, reitero, es integral, con una línea de tiempo que comienza hoy para cosechar de aquí a algunos años.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

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