Morena no tiene el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Punto. Esa es la gran verdad que hay que poner sobre la mesa. Una que no hemos comunicado como se debe y que Morena abusivamente ha convertido en un mito fantástico. La 4T no representa a la mayoría de los mexicanos por más que quiera inventar lo contrario. Los datos duros lo muestran, aunque ellos construyan propaganda con otros datos.

En el 2018 apenas un tercio de los ciudadanos registrados para votar emitió su sufragio a favor de Morena. Y en los estados es lo mismo. En 2023 en el Edomex solo 1 de cada 4 de los electores posibles votaron por Morena. Si sacamos promedios, veremos que Morena gana en las entidades de la federación con el voto de 1 de cada 5 ciudadanos registrados para votar. Esos no son triunfos avasalladores, ni que otorguen legitimidad para la reconfiguración de la historia. Son mayorías minoritarias que el grupo político guinda está usando para disfrazarlas de apoyo popular real.

Morena gana en la ausencia de los ciudadanos, la apatía, el desencanto y el miedo. Por eso le da la bienvenida a la violencia, la inseguridad política, la polarización del discurso, la confrontación. Morena no quiere que el ciudadano promedio vaya a votar, quiere alejarlo de las urnas, intenta hacer que ir a votar sea —por lo menos— incómodo y —si se puede— hasta peligroso. Por eso insiste en calentar las elecciones, el lenguaje, las actitudes. Caldear los ánimos es una estrategia, no una coincidencia.

El partido guinda quiere que voten únicamente sus movilizados, los listados de sus programas bajo amenaza de perderlos. Una maquinaria aceitada con millones de pesos provenientes de todo tipo de fuentes. Esa es la realidad. Que los ciudadanos se queden en su casa ante victorias “cantadas” o un día en el que no es prudente salir a la calle, es la verdadera estrategia de la 4T.

Ante la invasión guinda de las instituciones y la democracia hay que dejar claro que, si hubiera abundantes ciudadanos en las elecciones pasadas, Morena no estaría aquí. Mara Lezama ganó Quintana Roo con niveles de participación que en zonas urbanas rondaron un bajísimo 30%. Layda Sansores obtuvo su marginal triunfo apenas por 6 mil votos con apenas 1 de cada 5 electores posibles votando por ella y hace apenas unos días enfrentó una movilización ciudadana que convocó a más de 20 mil personas. Si los ciudadanos están, Morena no llega, se va.

Hay muchas propuestas que hacer, sin embargo, si me preguntaran cuál es la máxima prioridad para la democracia en México el próximo domingo 2 de junio, la respuesta es que los ciudadanos vayan a votar. Esa sería la verdadera solución contra el asalto que la pluralidad vive hoy en el país y para que el ataque a la libertad que se cocina ya en los cuarteles de la campaña presidencial de Morena no cuaje. La bala de plata son los ciudadanos concurriendo a las urnas.

Cuando los bolcheviques se apoderaron de Rusia a principios del siglo XX tenían apenas el respaldo de 1 de cada 4 electores, pero se convirtieron en el partido “mayoritario” cuando con propaganda polarizarte movilizaron a sus militantes con toda intensidad y violencia e inhibieron la organización y acción del resto de la sociedad rusa. El Nacional Socialismo obtuvo su primer mandato en Alemania con apenas el apoyo de 1 de cada 3 electores, y de nuevo con propaganda y polarización convirtieron sus minorías reales en mayorías discursivas y agresivas que capturaron el gobierno y sus instituciones. Esas mayorías minoritarias descubrieron que si mantenían a los ciudadanos libres en sus casas podían reescribir la historia… y el resto es historia.

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