La doctora Ana Gabriela Fernández es originaria de Cuba. Tiene una maestría y un doctorado en interpretación musical por la UNAM, donde se tituló con mención honorífica. Ha tomado clases magistrales con André Laplante, Evelyne Brancart, Lilya Zilberstein, André Watts y Dang Thai Son. Sus grabaciones discográficas incluyen Violinesque (2011), Grupo de Renovación Musical. Julián Orbón (2013), Entre bocetos y sonatas (2016). Ha actuado como solista con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, la Sinfónica de Minería, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Orquesta Sinfónica Nacional y otras tantas en México, Cuba y otros lugares.

1.- Usted es aficionada a la literatura, no solo a la música. ¿Me puede hablar un poco de los vasos comunicantes entre música y literatura en general?

Desde que soy niña siempre he tenido una fascinación por las obras de los grandes compositores de la música clásica universal que han mirado hacia otras manifestaciones artísticas, en este caso la literatura. Un ejemplo es la sonata en si menor de Franz Liszt basada en el Fausto de Goethe. Si no conoces la obra, no puedes interpretar la música aunque tengas las capacidades técnicas o tengas resuelto el tema interpretativo. Una parte importante para lograr una interpretación honesta es conocer de qué va la música que estás tocando. La sonata en si menor es una de las grandes obras que se han escrito para la literatura pianística y siento que es una parte muy importante de Franz Liszt que deja mucho de lado este show técnico del que era conocido en su época y por lo que la mayoría de las personas (conocedoras y no conocedoras) ubican a Franz Liszt. Esta cosa del show técnico, esta figura del pianista como rockstar. De modo que la sonata en si menor es el primer ejemplo que te pudiera dar de la relación muy cercana entre literatura y música. El otro ejemplo que creo que es fundamental es el Gaspard de la nuit de Maurice Ravel. Está basado en tres poemas de Aloysius Bertrand yo recomiendo la interpretación de Martha Argerich, que es una de las pianistas que más sigo y con las que más me conecto. Tengo con ella una conexión profesional y personal. Si no conoces los tres poemas, aunque toques la música, desde mi perspectiva no puedes llegar a una interpretación idónea o cercana con la obra literaria. Vas tocando la pieza y es como si estuvieras en cada parte del poema. Cada parte de la música responde al poema en su versión original. Cuando interpretamos una pieza estamos contando una historia con sonidos. Parte importante del proceso creativo que es tan complejo, es leer entre líneas en la partitura. Cuando uno lee un poema o una novela, o un ensayo, hay puntos, comas, comillas, palabras más importantes que otras. Hay un acercamiento de expresividad con el texto como también lo debes tener con el texto musical.  Hay partes de la pieza más importantes, hay un clímax, hay notas más significativas. Se debe tener un acercamiento al discurso musical de manera narrativa porque estás contando una historia. Es fundamental que los pianistas miremos a otras manifestaciones artísticas, por lo general no nos gusta leer mucho. Nos gusta sentarnos al piano y hacer la parte práctica que es esencial, el trabajo duro de las primeras etapas. Es indispensable que los pianistas y músicos leamos poesía, que veamos buen cine de autor. Mucha música de nuestro repertorio está utilizada por grandes cineastas en películas muy importantes de la historia del cine. También uno tiene que ver de qué manera el cineasta usa esa música. Eso puede ser de ayuda para tener otra concepción de la obra. Te podría poner de ejemplo esas dos piezas pero hay otras muchas que sostienen esa relación con la literatura. Música contemporánea mexicana como es el caso de Mario Lavista. Esta relación especial entre el Simurg y la obra de Jorge Luis Borges, la relación con mi vida en la búsqueda de la identidad. Todos los seres humanos en algún momento enfrentamos esa búsqueda de la identidad, esa continua exploración. El Simurg es la explicación más aterrizada de esa obra de Jorge Luis Borges. Me entusiasma la posibilidad de desarrollar habilidades de escritura, investigar, hacer resúmenes, publicar en un momento tan complicado para las editoriales y revistas. Que las personas se acerquen un poco más a la música que hago, a esta variedad de lenguajes de la música mexicana, latinoamericana y universal. En este momento estoy muy interesada en Gaston Bachelard porque estoy trabajando en unas piezas de Julián Orbón, inéditas y que voy a estrenar en México. Me interesaba vincular el estudio de la poética en Gastón Bachelard y Julián Orbón, desde la perspectiva de qué hago yo con la obra. De qué manera me acerco yo a la pieza y de qué manera pudiera yo estudiar a Julián Orbón desde la imaginación y la poética, desde un trabajo estético. Me interesan mucho los filósofos también: Roland Barthes, Platón, Aristóteles. Ese acercamiento de la música con la filosofía que también lo negamos y ese acercamiento con la divinidad que muchas negamos, pero está presente.

2.-Usted se ha referido a Julián Orbón y su relación con él por su calidad de exiliado. ¿Cómo afecta su interpretación y su propia condición de exiliada?

La figura de Orbón me la hizo descubrir mi mamá (Ana Victoria Casanova) desde que era adolescente. Mi mamá es una musicóloga importante en mi país natal. Lamentablemente la figura de Julián Orbón no es una figura estudiada en los planes de estudio de las escuelas de música de mi país, por lo menos en ese entonces (2007-2008). Entonces pues yo no lo conocía pero es tan importante como Jorge Bolet, uno de los grandes pianistas de origen cubano del siglo XX. Figuras musicales importantes que tuvieron una carrera a nivel internacional, no se conocían porque se fueron del país. De cierta manera se les borró. En el año 2010, al venirme para acá a estudiar, uno de los sellos discográficos más importantes de Cuba (el único que hay en música académica), estaban interesados en hacer un rescate del grupo renovación musical, de la década de los 40. Se planeó grabar Las tres versiones sinfónicas, una de las obras más conocidas del compositor que la ha interpretado Gustavo Duhamel o la Filarmónica de Los Ángeles, Eduardo Mata con las orquestas aquí en México. Estaba también el Libro de Cantares para Voz y Piano que yo lo grabé y la Sonata para Piano. Me llamó mucho la atención esta obra tan pequeña porque no tiene mucho catálogo pero todas las obras son de una sutileza y de un trabajo impecable. Para mí era un gran melodista, la cuestión de la variación como elemento de desarrollo en las obras de él, pero sobre todo la historia de vida de él. Es un señor que nació en España, luego se fue a la isla, luego vino para acá tres años a estar de asistente del taller de composición del maestro Carlos Chávez, nada menos. Posteriormente se fue a Estados Unidos. Cada una de sus piezas merece ser interpretada y estudiada de una manera más académica. Es por eso que decidí hacer mi maestría y doctorado en la Unam en estas obras que he encontrado. Ahora mi posdoctorado también en Filológicas sobre las piezas para piano que he encontrado… unas cinco piezas. Para mí era importante trabajar sus piezas desde un punto de vista cercano a mí, que es la cuestión de la identidad, del exilio, de los diálogos con otros compositores como Tomás Luis de Victoria, un gran compositor, como el mismo Manuel de Falla. Compositores importantísimos que tienen mucho que ver con su herencia hispana y cómo él combina esa herencia con la caribeña, latinoamericana. Sobre todo su relación con Carlos Chávez, qué le brindó Carlos Chávez, qué le brindó México. La mayoría de los trabajos publicados sobre él se han hecho aquí, no en Cuba ni en Estados Unidos. Te puedes encontrar una tesis en Miami, pero la mayoría de los trabajos académicos están aquí. La revista Pauta le dedicó dos dossieres a la figura de Julián Orbón con textos de Eduardo Mata. Toda esa relación entre ellos dos, le permitió difundir su música en Estados Unidos. Para mí era muy importante ver esa mirada hacia el pasado, pero desde el presente a la hora de componer su música. También era un gran intelectual que se codeaba en la isla con escritores como Lezama Lima o Cintio Vitier. Él era uno de los editores del grupo Orígenes, él escribía y muy bien sobre su música, algo que no lo ves muy a menudo en los compositores.

3.-El crítico literario Harold Bloom habla de la angustia de la influencia. ¿Cómo se vive esa tensión si es que existe en el caso de usted?

Yo tengo una fascinación tremenda con Marta Argerich, Lilia Zilberstein, Yuja Wang (aunque no es esa la dirección en la que quiero llevar mi carrera), con todas las mujeres pianistas. Para mí esas son las verdaderas inspiraciones. Son figuras que me dicen algo del trabajo musical intenso que han hecho a lo largo de su vida y que son personas que van a pasar a la historia del piano. No diría que siento angustia. Es importante tener conciencia de dónde estamos, cuál ha sido mi trayectoria, mis profesores, el tipo enseñanza que he tenido y el momento en que estoy de mi vida. Todas esas figuras tuvieron la posibilidad de estudiar en Europa y hacer su carrera en Europa. Por eso admiro a Marta Argerich, no solamente por ser mujer sino por ser una gran pianista. Habiendo nacido en Argentina, pudo desarrollar una carrera en Europa y es una de las grandes pianistas del siglo XX a nivel de los pianistas europeos. A nivel de Nelson Freire o quien quieras. Para mí más que una angustia es un pilar a la hora de mirar qué tipo de pianista quiero ser y qué quiero hacer con la música. Mi carrera es completamente diferente a la de Marta Argerich, pero siempre tengo una figura hacia la cual mirar y decir “¡voy a seguir! ¡tengo que hacer esto mejor!” Para mí es fundamental combinar programas del repertorio internacional importante en la literatura pianística y también repertorio latinoamericano, mexicano, contemporáneo, vivos, no vivos. Me interesa mucho el discurso narrativo que puedo lograr en un programa. ¿Cómo puedo combinar un Ravel, Debussy, Mario Lavista, Ricardo Castro, no sé? ¿Chopin y Manuel M. Ponce? Es importante estar todo el tiempo escuchándose, grabándose. Si vienen a la Sala Nezahualcóyotl ir a verlos o ir a cursos a otros lugares para perfeccionarme. Una parte importantísima de mi enseñanza fue haber ido a estudiar con Maria Joao Pires, dos semanas a su casa, con ella. Es una experiencia que se me quedó y nada de eso va a cambiar. Siempre recuerdo esas clases tratando de usar las enseñanzas que trató de darme y tratar de hacerlo lo mejor posible. Tratar de ser honesto con uno mismo a la hora que estás acercándote a una nueva partitura. Más que angustia es fundamental tener una figura de admiración y siempre mirar hacia eso, aunque lo transformes y lo hagas desde tu perspectiva. Yo nací en otra época, vivo en otro país, el trabajo con el sonido es fundamental y me lo enseñó Maria Joao Pires.

4.-Le quiero preguntar por los públicos. Hay este ánimo reaccionario de decir “cada vez menos gente oye música, a los jóvenes ya no les interesa la música”. ¿Usted coincide con estas apreciaciones?

No coincido. A mí me ha tocado un público bastante amplio desde las personas de la llamada tercera edad hasta jóvenes que me siguen en mis redes. Para mí es fundamental utilizar estos mecanismos de redes sociales para que más gente se entere de lo que hacemos con la música. Los jóvenes sí consumen música clásica. Hay gente grande pero también joven entre quienes van a la sala Neza. ¿De qué manera incentivar que se acerquen? Las redes sociales, se puede usar el Tik Tok de manera inteligente, grabando una pieza. Yo hago muchos videos de invitación porque a la gente le gusta ver a la persona que va a tocar. Dentro del tiempo que tengo (hay que dedicarle mucho tiempo al piano), busco comunicación directa con el público a través de las redes sociales. Yo no soy de experimentar con el vestuario en la escena, hay artistas que lo hacen y se vale, pero para mí la música es lo fundamental por ser lo que se va a quedar… También ayuda tocar en iglesias, en lugares donde no hay tanta difusión cultural. Eso me ha ayudado muchísimo. Es una labor social que tiene que estar presente, dar clases, conciertos didácticos. Yo he dado conciertos didácticos con teclado en escuelas afuera de la ciudad y en diferentes provincias del país, en las partes más complicadas. Estaría muy bien llevar música a esos lugares. A la gente le fascina, sobre todo a los niños. He dado conciertos didácticos para niños en pueblos. Hablar con el público es fundamental, se crea una conexión, no nada más pararse y llegar a tocar. Platicar un poco acerca de las obras, el público siente que se rompe el hielo. Es una herramienta más para el acercamiento con los oyentes, y tratar que el público se amplíe para la difusión de la música que estamos tratando de interpretar.

5.- Quisiera que me compartiera una reflexión sobre si usted considera que la música es también un arte político o tiene alguna conexión con la política.

Sí creo que debe haberlas, tengo una gran amiga que se llama Gabriela Montero que es una de las grandes que ha hecho una labor política muy intensa a través de la música. No nada más en entrevistas sino al interpretar, es fundamental el papel de los músicos en la esfera pública de los distintos países. Qué tanto nos prestamos a ser favorecidos por los gobiernos con tal de dirigir una orquesta o tener un puesto. Es importante que las personas que dirigen las instituciones piensen que se deben a los músicos. No es al revés. Están para servir a los músicos y tratar de que la música se programe en proyectos increíbles para un país maravilloso como México. Las instituciones son fundamentales y son algo que debemos cuidar a nivel global. En el caso de figuras emblemáticas de la música como Gustavo Duhamel o Gabriela Montero, lo más importante es la música pero también tener conciencia de dónde y en qué momento estamos parados.

6.-Finalmente, sobre el futuro de su carrera, ¿se sigue concibiendo como pianista-concertista o se ve también como compositora en algún punto?

Para mí los compositores son como los escritores y poetas. Hay mucha gente que se considera compositora pero honestamente las herramientas yo no se las veo. No soy quién para juzgar pero hay que tener mucho cuidado de decir “soy compositora” por escribir cualquier cosa sin pies ni cabeza. Es tan difícil ser intérprete, repertorio, la parte académica, yo he estado tan metida en escribir para un público que no entienda de música y pueda acercarse, que creo que no. Yo seguiré siendo pianista-concertista. No me considero escritora, investigadora sí porque hice una maestría y doctorado, pero mi función primordial es ser pianista-concertista. Una intérprete para seguir decodificando los sonidos en una partitura y tratar de seguir colaborando con compositores vivos. Seguir difundiendo la música de la región latinoamericana y seguir trabajando en favor de la música.

7.-¿Está usted grabando algo en este momento o próximamente…?

Próximamente, pero ya platicaremos de eso en otra entrevista (risas).

Doctora Fernández, muchas gracias por su tiempo y su disposición.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS