El diagnóstico es doloroso: tenemos un México sumido en la inseguridad y la violencia, deterioro de la salud pública y la educación , una creciente pobreza, lacerante estancamiento económico y desempleo, falta de gobernabilidad, corrupción y de respeto a las leyes. El país se mueve entre las injusticias y las desigualdades, producto de 50 años sin un proyecto económico, social, político y cultural de largo aliento.

Es claro que México va en franco retroceso, con profundas contradicciones, por la falta de visión de los gobiernos y la aplicación de políticas públicas carentes de integralidad, coordinación y articulación en la diversidad social y territorial del país.

Enfrentamos un profundo problema de inseguridad pública, violencia, crimen organizado y narcotráfico, que acumula en el actual gobierno, a noviembre de 2022, 137,539 homicidios y 49,581 personas desaparecidas. De las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 8 son mexicanas. Esto se refleja en numerosas zonas del territorio nacional donde se está perdiendo la gobernabilidad y el crimen organizado toma el control de la economía y las estructuras de gobierno. Nos encontramos en el umbral de ser un Estado ingobernable.

Vivimos en un país que es omiso en el cumplimiento de sus obligaciones, con la concentración de un poder autoritario y discrecional, militarizado, que destruye instituciones, una democracia bajo acecho y con un gobierno que no da certidumbre, que diariamente niega la existencia de los problemas, con la pretensión de instaurar un régimen unipersonal, sin equilibrios ni controles políticos. Nuestro sistema político, social y económico, dejó de ser funcional por lo que urge pensar una nueva forma de organización que trabaje por mejorar los niveles de vida de las personas. Es imperativo rescatar la democracia que está en riesgo, fortaleciendo a los ciudadanos. El combate a la corrupción se usa para engañar y ocultar los nulos resultados .

El México diferente que tenemos que vislumbrar debe aplicar la ley sin distingos; reducir la impunidad; realizar exámenes de control de confianza a la Guardia Nacional y las policías; disminuir la inseguridad y la corrupción; implementar estrategias de largo plazo en seguridad y justicia; capacitar, suministrar equipos y sistemas de inteligencia, mejorar salarios a los cuerpos de seguridad pública; rearticular la coordinación entre los tres niveles de gobierno; fortalecer el sistema de justicia y la participación ciudadana; ampliar controles sobre el Poder Ejecutivo; impedir el manejo discrecional y sin control del presupuesto; fortalecer la cultura de la legalidad y los derechos ciudadanos; defender la democracia y sus instituciones y formar la clase política del futuro, con más democracia y organización ciudadana.

Por otra parte, existe un repliegue del Estado mexicano en la salud, reflejado en el desmantelamiento del sistema de salud. El manejo de la pandemia fue ineficiente y político que derivó en poco más de 700 mil muertos. México tiene una educación de mala calidad. Actualmente se pasa de año escolar por inercia, no por conocimientos. De acuerdo con los resultados de la prueba Pisa, solo 55 por ciento de los estudiantes logra un aprendizaje suficiente en lectura, 53 por ciento en ciencias y 44 por ciento en matemáticas. Esto les cierra la posibilidad de continuar con estudios de educación superior.

El combate a la pobreza está en franco retroceso. Existen alivios pasajeros en las políticas sociales. Hoy solo el 10 por ciento más pobre del país recibe un apoyo gubernamental menor en 32 por ciento al que recibían en el gobierno anterior. La pobreza creció a 11 millones más de mexicanos y 66 millones de mexicanos carecen de acceso a la seguridad social, es decir, más de la mitad de la población nacional. Además la caída de los salarios en las últimas décadas obliga a las personas a migrar, extender horarios de trabajo, que menores de edad empiecen a trabajar, ocuparse en el comercio informal, entre otras alternativas. Las familias mexicanas dedica más tiempo a trabajar que a vivir.

México quiere crecer y cambiar. Por ello, debemos rediseñar el sistema de salud, asignarle más presupuesto y ampliar la cobertura; recuperar la eficacia en los programas de vacunación; asegurar el cuadro básico de medicinas; equipar, restaurar y mantener la infraestructura pública de salud; contratar mayor personal; transformar las escuelas básicas en escuelas de tiempo completo; revisar a fondo planes de estudio y libros de texto; capacitar permanentemente a los maestros; diseñar políticas públicas para cultura, ciencia y tecnología, entre otras acciones.

La economía nacional se derrumbó. La inflación es la más alta en décadas. Continúa el crecimiento cero, se ha deteriorado el PIB per cápita y tenemos la peor distribución del ingreso. Por ello urge crear una economía para el siglo XXI, ambientalmente sustentable y económicamente sostenible que recupere el camino del progreso que eleve el crecimiento económico anual a 5 por ciento o más; llevar la inversión total a un mínimo del 28 por ciento del PIB; realizar evaluación de resultados del gasto público; generar un millón doscientos mil empleos anuales; brindar estímulos y seguridad a la inversión; elaborar un programa nacional de infraestructura; priorizar inversión y gasto en salud, educación y seguridad; revisar el sistema de salarios y pensiones, entre otras medidas.

El mundo se ha transformado aceleradamente. La migración perfila un mundo sin fronteras. El país necesita una política exterior moderna que ponga al centro de sus objetivos y estrategias los intereses de la población, que impulse la paz y seguridad internacionales y la protección de los derechos humanos de los migrantes. Sin duda,

la migración, como problema global, debe abordarse desde las categorías de la dignidad y el respeto a los derechos humanos.

Esta convocatoria es una invitación a pensar un México diferente. Un país que no tiene una sola voz. Se trata de forjar en colectivo una nueva visión de país, pero configurando un liderazgo ciudadano plural y diferente, donde los y las mexicanas participen para hacerlo posible. El encuentro Colectivo Por México es para que las cosas cambien. Para construir el país que queremos.

México requiere de un proyecto colectivo que esté por encima de las diferencias, capaz de plantear una visión de futuro y de grandeza para una nueva visión de país, que se construya entre todas y todos. Se trata de un intercambio colectivo de ideas, donde todas las ideas caben y todas las voces cuentan.

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