Actualmente, el Anuario de Migración y Remesas México 2018, reporta que en el mundo hay 257 millones de migrantes internacionales, sin duda, un problema de interés mundial. Pero que pone en el centro a ciertos países. Por ejemplo, en el ranking mundial, México es el segundo país del cual salen más migrantes internacionales, nuestro país aportó 13 millones en 2017, mientras que de la India salieron 16 millones.

Se afirma que son las condiciones de pobreza las que están motivando la migración laboral, de los países pobres a los países ricos, aunque tiene algo de verdad esta hipótesis, no va a la esencia del problema, si así fuera, sumarían muchos más migrantes. Si vemos proporciones, los migrantes internacionales son 3.4% de la población mundial, mientras que la población mundial que vive en condiciones de extrema pobreza, según el Banco Mundial, en 2015 registró su tasa más baja de 10%. Estamos hablando de 736 millones de personas que viven con menos de 1.9 dólares al día.

Las causas actuales de la migración internacional son múltiples, por ejemplo: desastres ambientales, guerras internacionales, guerras civiles, condiciones de violencia, también por el neoliberalismo, que promueve tratados de libre comercio y empobrecen las regiones, pero si nos quedamos solo con las razones de expulsión y no volteamos a ver los de atracción, no vemos la realidad en su totalidad.

El primer país receptor de migrantes en el mundo en 2017 fue nuestro vecino del norte, de acuerdo al anuario citado, Estados Unidos recibió 49.8 millones, es decir, 19.3% del total de migrantes del mundo, en segundo lugar, está Arabia Saudita, pero la diferencia entre Estados Unidos (EU) y Arabia es enorme, pues esté último solo recibe 4.7% del total.

México, comparte una de las fronteras terrestres más grandes del mundo, más de tres mil kilómetros, con el principal país de destino del planeta, es por ello que se ha convertido en un paso obligado de migrantes no solo de centroamérica, sino incluso de los provenientes del continente asiático y africano. Lamentablemente, en todo el mundo la respuesta a dicho fenómeno, ha sido de rechazo, y las expresiones racistas y xenófobas no se hacen esperar, como es el caso de las declaraciones recientes del presidente Donald Trump, quien en días pasados declaró que su gobierno está considerando seriamente poner fin al derecho de la nacionalidad de niños que nacen en el país, pero que sus padres son inmigrantes indocumentados.

Dicha declaración, junto con la de detener indefinidamente a familias con niños que crucen de manera ilegal la frontera, medida que forma parte de la política de “tolerancia cero” son la muestra de que el tema migratorio seguirá siendo su bandera política para buscar la reelección. Su estrategia política es la de crear un falso enemigo, al cual se le puedan atribuir todos los problemas económicos, así como, la situación precaria de un sector de la clase trabajadora americana, con la finalidad de que nunca se voltee la mirada hacia las grandes empresas trasnacionales de las cuales el presidente es parte.

Fueron las propias industrias norteamericanas, las que decidieron sacar del territorio estadounidense gran parte de su proceso productivo, sin importarles dejar a miles de empleados sin salario. Los inmigrantes indocumentados por su parte, son obligados a realizar los trabajos más sucios, difíciles y peligrosos, conocidos como 3D (dirty, difficult and dangerous), que no son de interés de los trabajadores nativos. Es por ello falso, que los problemas más sensibles de la población norteamericana sean provocados por los inmigrantes internacionales.



Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM, e Integrante del CACEPS.
caceps@ gmail.com

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