Por: Adina Chelminsky

Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. Lo que no pudiste demostrar en la primera parte de un texto o una película, poco vale la pena retomar en una segunda.

Las opiniones tienen que ser, como decía mi abuelo en su natal Idish, “Kurtz und Sharf”: cortas y al punto.

Pero, dada la avasalladora respuesta al que escribí la semana pasada en este mismo foro sobre el mediocre activismo político de muchas personas de la clase alta en pos de las elecciones del próximo año, voy a hacer una excepción. Espero disculpen si este texto no tiene el mismo impacto y sentido del humor que el anterior.

Al publicar el primer artículo pensé que la respuesta del “Sindicato Único de los Mexicanos con Privilegio” iba a ser mortal. Que me iban a atacar por cliché y generalizadora, que me iban a pedir derecho de réplica y, peor, me iban a quitar mi credencial honoraria del Café O de las Lomas.

¡Oh sorpresa! Todos, todos, los comentarios fueron en el sentido contrario. No solamente en “sí, tienes toda la razón” sino en preguntas y sugerencias concretas sobre qué más podemos hacer para aterrizar la responsabilidad política y ciudadana que forzosamente tenemos que asumir al tener privilegio económico.

Aquí unas ideas:

Primero, usar el escarnio social. Sí, con todas sus letras, por más coliseo romano que suene. TENEMOS QUE DEJAR DE VANAGLORIAR SOCIALMENTE A LOS POLÍTICOS QUE ESTÁN DESHACIENDO AL PAÍS.

Les hablo a ustedes, las revistas Quién, Caras, Hola, Club de Reforma y demás pasquines rosas, que pululan sus páginas con los closets y viajes de la hija del líder sindical (en avión privado), o la casa del líder del partido (sencillllllita la decoración) o del evento social al que asisten los políticos ataviados con sus mejores galas, mismos políticos que en el día usaron sus peores artimañas para desmadrar al país.  Y sí, sé que, muchas veces, ellos pagan por ser publicados; y sí, sé que el morbo aspiracional vende porque le encanta a la gente; y sí, sí sé que ustedes son un negocio que necesita generar dinero, pero asuman su pinche responsabilidad ciudadana y dejen de crear héroes de papel.

También nos hablo a todos nosotros y a la pleitesía social que le brindamos a todos estos políticos que criticamos cuando nos los encontramos en restaurantes o eventos sociales. Y no, no me refiero a ser pelada y agredirlos o abuchearlos, aunque ganas no falten, porque sería violento y nobleza obliga, pero qué necesidad de irlos a saludar o sonreírles o mandarles una botella de vino… Bartlett (y tantos otros políticos) al que tanto criticas en redes por ser un corrupto, pero se convierte en “el ingeniero” que saludas o al que le inclinas la cabeza cuando lo ves en The Palm (o tantos otros lugares).

Hacerlos sentir incómodos en lugares públicos para que sepan (aunque probablemente les vale) que sus acciones podrán ser impunes en la política, pero NO en la sociedad.

Segundo, no nos pongamos exquisitas. El o la candidata de la oposición, no va a ser un vestido Haute Couture, hecho a la medida en cada puntada. Va a tener políticas y opiniones con las que no estés de acuerdo o te incomoden. Ni modo, igual hay que ponerse el traje aunque pique en algunas partes.

Obviamente si no estás de acuerdo con un candidato por su propuesta de seguridad, de combate a la pobreza, de visión de futuro o de construcción de gabinete NO votes por él o ella, peroooo si estás de acuerdo con esto y sus opiniones en temas divisivos no te convencen, apechuga.

Los dos temas que MAS polemizan la opinión de las mujeres de clase media y media alta son el aborto y los derechos de la comunidad LGBTQ+.

Esperar a el o la candidat@ perfect@ es como esperar al Mesías. Por lo pronto no va a llegar, por más que recemos.

Prefiero abstenerme a votar  por un candidato que se ha pronunciado por el derecho a decidir (por ejemplo) es uno de los riesgos más grandes que corremos.

Hagan las paces con su conciencia moral por el bien de México. Dios nos va a entender.

Tercero, si te eligen para ser funcionaria de casilla que no te de flojera, di que sí y participa de manera activa y comprometida. NO hay ejercicio democrático más increíble y necesario. Todo lo que hemos abogado por “defender al INE” sólo se hace real si participamos CON el INE.

Cuarto punto: Cash is king. Dona dinero al candidato una vez que las campañas empiecen… Ja,ja,ja,ja,ja… Me da risa escribir eso porque bajo todas las luces, menos la política, las campañas ya empezaron.

Cinco, la democracia empieza en casa.

En dos sentidos: en la educación política de tus hijos y la exigencia de que ellos, si tienen más de 18 años, vayan a votar sin excepción. Pero sobre todo, en la congruencia y en el trato digno y LEGAL a las y los trabajadores del hogar. Generar ambientes de trabajo que asemejen lo que queremos para México porque patrones abusivos LO ÚNICO QUE HACEN es polarizar más a la sociedad.

Y por último, pecando de repetir lo que publiqué en la primera entrega de esta columna, pero que sigue siendo el punto más importante de todos: voto, voto, voto, voto sin pretextos, ni excepciones, ni asegunes, ni votos en blanco, ni anulación de boletas: voto consciente y valiente.

He escrito dos capítulos de este tema. El tercero, lo tendremos que escribir cada uno de nosotros, cada día de aquí en adelante, en nuestras casas y en la casilla de votación.

Ese tiene que ser el mejor capítulo de todos.

Bien dice el dicho: la tercera es la vencida.

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