“Berraco es el mejor futbolista, el filósofo más agudo, el carguero con más fuerza, el poeta más excelso, el presidente que logra sacar adelante su país, el exorcista que aleja el diablo del poseso”, recalca Fernando Ávila, defensor del lenguaje del diario colombiano El Tiempo. Cuenta Ávila que Gabriel García Márquez escribió, “Para Otto, el gran berraco”, en una copia de su libro, El otoño del patriarca, dedicada al legendario poeta Otto de Greiff.

Berraco es un colombianismo que se puede encontrar en el Diccionario de Americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española y que comúnmente se usa mucho más para hombres que para mujeres. Ser berraca es ser valiente, ser arriesgada, ser muy buena en lo que hace, que tiene habilidades excepcionales y es muy decidida en sus acciones.

Berracas, muy berracas. No encontré una palabra más apropiada para describir a Julia Carabias, Carmen Aristegui, Denise Dresser, Norma Piña. Mujeres valientes que se defienden solas y que no necesitan que ningún hombre lo haga por ellas. Lo han demostrado con creces. Resulta paradójico que cuatro mujeres que durante tantos años han luchado por las mejores causas de la izquierda ahora sean sin piedad embestidas por un gobierno que se jacta de izquierdista. Y no deja de sorprender que las mujeres de la “4T” hoy callen mientras los poderes machos se ensañan contra estas cuatro mexicanas.

Julia Carabias es la ambientalista mexicana más conocida y respetada. Bióloga curtida en diferentes trincheras, ha pasado por la academia, la investigación científica y el activismo ambiental, particularmente en la Selva Lacandona. Como profesora en la UNAM ha inspirado a miles de estudiantes y como secretaria de medio ambiente lideró la construcción y fortalecimiento de las principales instituciones ambientales mexicanas.

Carmen Aristegui es la periodista mexicana más influyente. A lo largo de su carrera ha alzado la voz –como nadie– en algunos de los temas que más han incomodado al poder macho en turno: el respeto de los derechos humanos, la libertad de expresión, el abuso del poder, la corrupción gubernamental, el narcotráfico, la pederastia clerical y la destrucción del medio ambiente.

Denise Dresser es académica, politóloga y escritora. Por su defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos fue condecorada con la Legión de Honor de la República Francesa en grado de Caballero. Feminista de hueso colorado, siempre ha defendido ferozmente la igualdad de derechos para las mujeres, la libertad de expresión, la transparencia y la rendición de cuentas.

Norma Piña fue profesora de primaria, académica y jurista. Desde 2015 es ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y desde enero de 2023 es su presidenta y la primera mujer en ocupar ese cargo. Lideró a la Suprema Corte en temas de igualdad de género, votando a favor de la despenalización del aborto, los derechos de la comunidad LGBT y el uso recreativo de la marihuana.

Julia es mi amiga; a Carmen y a Denise las conozco, aunque no puedo decir que sean mis amigas; a Norma no la conozco, pero la he escuchado en las sesiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las admiro por su integridad, por progresistas, por ser incómodas para el poder y las considero ejemplos a seguir –mujeres que no se acobardan, que se crecen ante la cotidiana violencia política de género y la intimidación machista. Nunca como ahora. Aunque seguramente para todas el costo personal ha sido muy alto.

Admiro su inteligencia, su experiencia, su arrojo, su sentido del humor, su feminidad. Admiro sobre todo su independencia y su congruencia –dos cualidades extremadamente difíciles de encontrar en mujeres y hombres públicos en un país tan polarizado como el nuestro. Y son precisamente estas cualidades las que han suscitado la furia y la violencia verbal con las que el poder se ha ensañado contra ellas. Baste ver las conferencias mañaneras y las redes sociales para constatar que han sido las mujeres más vilipendiadas desde el olimpo macho.

Pero no son las únicas.

Lo trágico es que esto ocurra en un país en donde cada día matan a diez mujeres. En un país feminicida en el que asesinaron a más de 18 mil mujeres desde 2018 a junio de 2023, según reportó el diario español El País. Vivimos en un México donde hemos normalizado la violencia de género.

Repito, ni Julia ni Carmen ni Denise ni Norma necesitan que un hombre las defienda. Estas líneas son para expresar mi solidaridad con cuatro mujeres que aman profundamente a su país y que desde sus trincheras lo defienden cada día.

“El más oscuro rincón del Infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral”. –La Divina Comedia, Dante Alighieri.

Científico y ambientalista. @ovidalp

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