Desde el criminal que se acechó detrás de la puerta, el ánima que ensordeció a todos con sus penas o la nube tóxica que volteó la piel de los incautos, el terror encuentra sus para aterrar a quien se deje.

La oferta actual de sustos es extensa, con películas, libros o trends en TikTok. Tenemos espantos para aventar, pero en la primera mitad del siglo pasado, el terror audiovisual apenas se posicionó como contenido atractivo para las masas.

Uno de los formatos más desafiantes y prometedores para transmitir terror es el sonoro. Sin imágenes o letras que completen la experiencia, los contenidos auditivos deben atraparnos con efectos, música, silencios y voces.

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Hace casi 100 años, los primeros programas radiofónicos de sustos se posicionaron como favoritos de las audiencias. En tiempos donde la radio sólo transmitía música y avisos noticiosos, las historias de misterios e intrigas cautivaron al público.

Episodio The Dark, de la producción estadounidense Lights Out. Dos paramédicos tienden una llamada de auxilio, pero al llegar al domicilio, se topan con un hombre que sólo ríe histéricamente y con una sospechosa neblina oscura. Fuente: YouTube.

Luces fuera, pionero en el terror radiofónico

En Estados Unidos, por la década de los 30, se produjo uno de los radiodramas más relevantes con temática terrorífica. Lights Out o Luces Fuera era una producción y creación de Willis Cooper, con relatos cortos sobre amenazas sobrenaturales y misterios no tan cotidianos.

Su duración era de media hora, con historias autoconclusivas –no tienen continuidad entre episodios y terminan en una sola emisión–, actuaciones casi teatrales y efectos sonoros convincentes para definir los terroríficos escenarios con puro sonido.

Un testimonio recuperado de The Digital Delift aseguró que Willis Cooper concibió Lights Out como un “desahogo de las baladas de baile” que se transmitían en la radio de comienzos de siglo XX. Como creador, Cooper escribió los primeros episodios de su programa, pero incluso él tuvo miedo de sus historias y tardó en tener algunos de los guiones listos.

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Lights Out se transmitió por NBC y en CBS, desde 1936 hasta 1949; algunos episodios inspiraron otros contenidos, como ocurrió con el fragmento The Dark que sirvió de referencia para el final de la Casita del Horror V de Los Simpson, cuando una masa misteriosa voltea la piel de los personajes.

Un par de años después de su lanzamiento, la producción radiofónica quedó en manos de Arch Oboler, quien consagró el programa como uno de los favoritos de chicos y grandes. Aunque no llegó una adaptación a México, sí impactó internacionalmente en la forma de hacer radio.

Anuncio en The Evening Star del 6 de octubre de 1942. Lights Out tuvo interrupciones en su emisión, pero su entonces productor, Arch Oboler, la mantuvo vigente por varios años. El también guionista tuvo célebres trabajos radiofónicos, teatrales, cinematográficos y literarios. Foto: Evening Star/Library of Congress US.
Anuncio en The Evening Star del 6 de octubre de 1942. Lights Out tuvo interrupciones en su emisión, pero su entonces productor, Arch Oboler, la mantuvo vigente por varios años. El también guionista tuvo célebres trabajos radiofónicos, teatrales, cinematográficos y literarios. Foto: Evening Star/Library of Congress US.

Se apagó la luz y México escuchó

Nuestro país tiene su propio mérito en el campo radiofónico de terror. En la época de mayor experimentación de la radio mexicana, entre los años 50 y 60, las radionarrativas de suspenso y fantasía eran comunes en la programación de las estaciones.

A comienzos de los 50 surge la televisión comercial en México, junto con una revolución tecnológica enfocada en el hogar, con electrodomésticos para todo. El reinado de la radio como medio de comunicación predilecto no estuvo tan afectado por la incursión de los televisores, pero tomaron la decisión –muy acertada– de diversificar sus contenidos para no perder tanta audiencia.

Para mediados de los 50, comenzó la transmisión de un programa emblemático para las familias mexicanas del siglo XX, Apague la luz y escuche.

Primera parte de uno de los pocos episodios de Apague la luz y escuche que se encuentran en internet. “La serie radiofónica de más impacto”, decía el presentador. Fuente: YouTube.

Original de la XEW, la emisión radiofónica adoptó una temática de suspenso y misterio, con un tratamiento más cotidiano que Lights Out. No sólo se avocó al terror sobrenatural, sino que también presentó historias cercanas a preocupaciones verídicas.

Apague la luz y escuche se estrenó el primero de abril de 1956, según lo mostró nuestra búsqueda en la Hemeroteca de EL UNIVERSAL, con la conducción y actuación principal de Arturo de Córdova, entonces artista estrella del cine mexicano.

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Su horario –en la primera etapa– fue todos los domingos a las 8:30 de la noche, con sólo media hora de duración y guiones de Raúl del Campo. El formato también optó por lo autoconclusivo, lo que permitió a la audiencia escuchar sus emisiones sin preocuparse por la continuidad.

Segunda parte del episodio. La historia de un verdugo en una cárcel local podría no parecer muy terrorífica, pero Apague la luz y escuche mostraba conflictos de tensión y suspenso más diversos y que lograban estremecer a su audiencia. Fuente: YouTube.

Para el 4 de diciembre de 1960 y por temas de patrocinio y financiamiento, Apague la luz y escuche tuvo una interrupción en sus emisiones después de más de cuatro años al aire.

Irónicamente, el programa con Arturo de Córdova no tardó en encontrar otro patrocinador, pues regresó para el 17 de diciembre del mismo año y con cambio de horario, ahora engalanando las noches de los miércoles a las 20 horas.

Dado el éxito de la producción de XEW, otras radiodifusoras también ofrecieron contenidos de suspenso y misticismo, como México y sus leyendas, de la XEQ.

Desenlace de la historia de Apague la luz y escuche. Era común que los artistas de la época incursionaran en radio, cine, teatro y televisión, sobre todo cuando eran estrellas de Telesistema Mexicano. Fuente: YouTube.

A mediados de los 60 comenzaron las retransmisiones y se detuvo la producción de capítulos nuevos. Hubo algunas emisiones ocasionales de Apague la luz y escuche por la XEW en la segunda mitad del siglo XX, hasta que, para 1999, reformularon su concepto terrorífico.

Cerca del nuevo milenio, el locutor Rubén García –primer conductor de La Mano Peluda– comandó la nueva faceta de Apague la luz y escuche, pero no retomó la producción de radiodramas y optó por transmitir testimonios sobrenaturales de los radioescuchas.

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Su horario abarcó toda la semana, de lunes a viernes, con dos horas de duración, de 8:30 a 10:30 de la noche; su intención fue establecer una mayor interacción con la audiencia y competir contra La Mano Peluda de Radio Fórmula, ya desde entonces conducida por Juan Ramón Sáenz. El programa duró pocos años, desapareciendo de la oferta radiofónica.

Anuncio de “Apague la luz y escuche” en EL UNIVERSAL, el 29 de abril de 1956. Aunque el actor Arturo de Córdova era la voz principal, luminarias como Marga López, Carlos López Moctezuma, Guillermo Portillo Acosta o Amparo Garrido también colaboraron. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Anuncio de “Apague la luz y escuche” en EL UNIVERSAL, el 29 de abril de 1956. Aunque el actor Arturo de Córdova era la voz principal, luminarias como Marga López, Carlos López Moctezuma, Guillermo Portillo Acosta o Amparo Garrido también colaboraron. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Desde plataformas todavía nos asustamos

La época dorada de los radiodramas está muy lejos. Aunque ya existen mejores recursos sonoros que los disponibles en los años 30 o 60, el terror ya no tiene éxito en las estaciones radiofónicas, sino en medios on demand o podcasts por internet.

Hay pocos productos de radioteatro similares a lo que fue Lights Out o Apague la luz y escuche; en su momento estuvo El Club del Terror, un contenido dramatizado con historias terroríficas y autoconclusivas, pero ya cesó su producción.

Ofertas como Relatos de la Noche, Morras Malditas, Terrores Nocturnos, Se Me Subió el Muerto y Leyendas Legendarias, por mencionar algunos, son de las producciones más solicitadas que ahora asustan a la audiencia con sus testimonios e investigaciones, mientras los radiodramas del siglo XX sólo permanecen como pioneros olvidados del terror sonoro.

En la actualidad, los sustos se transmiten con testimonios de seguidores y comentarios jocosos; sólo se narra y comenta la historia en cuestión, sin actuaciones o efectos variados. En décadas pasadas, los radiodramas eran contenidos muy exitosos para las estaciones radiofónicas, con patrocinios y altos niveles de audiencia. Foto: Wikimedia Commons.
En la actualidad, los sustos se transmiten con testimonios de seguidores y comentarios jocosos; sólo se narra y comenta la historia en cuestión, sin actuaciones o efectos variados. En décadas pasadas, los radiodramas eran contenidos muy exitosos para las estaciones radiofónicas, con patrocinios y altos niveles de audiencia. Foto: Wikimedia Commons.


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