A veces da la impresión de que la manera en la que se ejerce el derecho es la misma que hace un siglo. Tal parece que poco ha cambiado en el gremio jurídico mexicano. Y, sin embargo, hay muchas cosas que nos permiten señalar que estamos en vísperas de una enorme disrupción. La abogacía está a punto de cambiar de manera más intensa y profunda en los próximos cinco años de lo que ha cambiado en los últimos cincuenta.

Algunos de los cambios que ya llegaron son los siguientes:

1) Los clientes ya no nos van a pagar por hacer tareas repetitivas y de bajo valor agregado. Los honorarios han disminuido y seguirán bajando para los profesionales del derecho cuyo trabajo no le suponga claros, tangibles y expeditos resultados benéficos para sus clientes.

2) Nadie nos va a buscar simplemente para que le demos información jurídica que se pueda encontrar en internet. Quizá en el pasado nuestra área se caracterizaba por monopolizar información valiosa para que las personas pudieran tomar decisiones, pero hoy en día esa información está al alcance de cualquier persona, ya que la puede consultar haciendo un leve esfuerzo sobre el teclado de su computadora. Tampoco por buscar y transmitir esa información nos van a pagar.

3) El ejercicio de la abogacía de la actualidad y del futuro inmediato va a estar más influido por las nuevas tecnologías. Cada vez son más las leyes que regulan aspectos de las nuevas tecnologías (incluso el nuevo Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares contiene una larga lista de disposiciones sobre la “justicia digital” y menciona en su texto a la figura del “block-chain”), por lo que los abogados deben saber cómo usarlas y cuáles son las normas jurídicas que les resultan aplicables. Las nuevas tecnologías nos van a ayudar a hacer mejor nuestro trabajo y a la vez nos van a suministrar consultas y nuevos clientes. En el campo profesional de muchas empresas ya se está sintiendo el impacto del uso de algoritmos, robots, vehículos automatizados y drones guiados por la inteligencia artificial. La abogacía no está exenta de tales cambios, por lo que los abogados tendremos que buscar la actualización y el conocimiento en la materia, para evitar la obsolescencia profesional y a la vez dar un buen servicio a los clientes que nos planteen asuntos relacionados o derivados del uso por ejemplo de la inteligencia artificial.

4) La abogacía cada vez va a estar más orientada hacia la prevención de riesgos que hacia la solución de problemas que ya hayan surgido. La posibilidad de arreglar asuntos que ya han causado afectaciones al patrimonio o a los derechos de las personas es muy limitada, cara y lenta en países como México. La mejor inversión que harán nuestros clientes será la de apostar por la prevención. Los abogados tienen una enorme área de oportunidad en el marco del llamado “cumplimiento regulatorio” (lo que se conoce como “compliance” en los países anglosajones). La asesoría jurídica que permita prevenir un evento adverso tendrá enorme valor en el ejercicio de la abogacía.

5) Tendremos que enfrentar competencia que vendrá de muchos frentes. Por un lado, nuevos profesionales incursionarán en el mercado de servicios jurídicos, como lo están ya haciendo las grandes consultoras internacionales, los despachos transnacionales de contadores y auditores, etcétera. Habrá, en consecuencia, nuevos jugadores en la cancha. Pero, además, las nuevas tecnologías van a permitir que el derecho se ejerza en parte de forma “deslocalizada”, de forma que una asesoría o el diseño de un plan de compliance quizá lo hagan profesionales jurídicos de otros países.

Lo peor que podemos hacer los abogados es negarnos a ver que una nueva era se está abriendo paso. No podemos detener el tiempo. Hay que sumarnos a estos avances, para construir la abogacía del futuro desde hoy mismo. En el pasado la profesión jurídica ha tendido a manifestar un “rechazo irracional” a muchos de los avances recientes que han afectado al trabajo de los abogados.

Es momento de dejar atrás esas actitudes y pensar de manera proactiva en cómo se pueden aprovechar los avances que hace pocos años parecían lejanos pero que hoy en día son una realidad. Estamos llamados al cambio y no a la resistencia, que nadie se equivoque.

Abogado constitucionalista. @MiguelCarbonell

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