Cuando ABC News reportó varias explosiones en Siria, en Irak y en Irán, las tensiones se elevaron al máximo punto en todo el globo. Funcionarios estadounidenses habían filtrado la noción de que Israel no atacaría hasta después de la Pascua judía (es decir, dentro de más de una semana). También indicaron que se trataría de un ataque limitado. Paralelamente, Irán había amenazado que si sufría una agresión que violara su soberanía (lo que podría incluir sus instalaciones nucleares, pero no solo ello), respondería masiva e inmediatamente. Por ello, la primera señal que buscamos, mientras obteníamos la confirmación del ataque israelí y su dimensión, era la relacionada con una potencial respuesta por parte de Teherán. Esa respuesta no llegó. Funcionarios iraníes restaron importancia al ataque sufrido, incluso algunos negaron que hubiese ocurrido tal ataque. Efectivamente, conforme pasaron las horas observamos que la respuesta israelí sí había llegado antes de lo esperado, pero también era por ahora, por lo visto, un intento por enviar el mensaje de que buscaba desactivar la espiral actual. Esto no significa, de ninguna manera, que la situación ha quedado resuelta. De lo que podríamos estar hablando, más bien, es del retorno de las hostilidades Irán-Israel hacia el territorio de una guerra de bajo perfil o de baja intensidad. Eso habrá que evaluarlo en los próximos días o semanas. Acá unos breves apuntes al respecto:

1. Como he explicado ya en varios textos, debemos entender la última escalada Israel-Irán como un eslabón más de una larguísima cadena. No repito la historia de esa conflictiva. En los apuntes de hoy, me concentro exclusivamente en lo de los últimos días.

2. El sábado 13 de abril, Irán optó por responder contra Israel. Lo hizo empleando al mismo tiempo los siguientes elementos: Primero, tras el ataque israelí a sus instalaciones consulares en Siria y sobre todo, el asesinato de un general de alto perfil de las Guardias Revolucionarias, su represalia sobrevino de manera no inmediata: esperó 13 días para implementarla. Segundo, durante todos esos días dejó saber que la respuesta era inminente y permitió filtraciones que predijeran el tipo de ataque que lanzaría (funcionarios estadounidenses dejaron saber a los medios que se trataría de un ataque contra territorio israelí que incluiría al menos a cientos de drones y varias decenas de misiles), esto permitió a todos los actores involucrados un grado importante de previsión, incluso acerca del tiempo en el que su represalia podría llegar. Tercer elemento, sin embargo, su ataque no fue menor. El lanzamiento de 150 drones suicidas, acompañado por decenas de misiles crucero, y, sobre todo, de 110 misiles balísticos (de los misiles más sofisticados y poderosos que existen), no es un ataque que pueda ser considerado poco significativo, todo lo decir, al factor predicción, Irán añadió un importante mensaje de fuerza.Independientemente de su fracaso en conseguir daños debido a la alta eficacia de los escudos antimisiles y fuerzas aéreas de Israel y varios países que le asistieron, Irán comunicó eficazmente que si Israel continúa atacando sus posiciones como lo ha hecho a lo largo de muchos años, ahora sí responderá. Lo hará de manera directa (a diferencia del pasado), desde su propio territorio (a diferencia del pasado), contra territorio israelí (a diferencia del pasado) y masivamente (también a diferencia del pasado).

3. Por lo que sabemos, Israel estuvo a nada de responder de manera inmediata y proporcional, es decir, también masivamente. Sin embargo, EU y otros aliados intervinieron para atemperar la respuesta israelí. Al interior de ese país el debate giraba no en torno a si Israel debía o no responder (pues había consenso en que debía hacerlo), sino en torno a la dimensión de su respuesta. El sector más duro afirmaba (y afirma) que no se podía permitir a Irán un ataque de semejante dimensión sin regresarle un poderoso mensaje que le obligara a recalcular acciones similares en el futuro. El no responder con fuerza, en su visión, es una invitación para que Irán repita los ataques directos contra territorio israelí. Por otro lado, en la comunidad de análisis y también entre diversos políticos del país, se estimaba que estratégicamente era mejor conservar unida la coalición de países que habían contribuido con la defensa de Israel (lo que incluyó a Jordania de manera directa e incluso a Arabia Saudita de manera indirecta) y no quebrar la oportunidad que se ha abierto al respecto, lo que sucedería si Israel escala más las hostilidades. Ese otro tipo de mensajes también cuentan y a la larga, pagaría más puesto que permite a Israel confrontar a Irán de manera coordinada con otros importantes actores en la región y en el mundo. Aún así, a lo largo de los últimos días, al parecer, la discusión acerca de cuál era la mejor respuesta, continuó.

4. Aparentemente, la decisión fue tomada unas 24 horas antes del ataque y comunicada a EU de manera previa.Esta decisión incluyó también varios elementos: (a) Sí atacar territorio iraní, pero de manera limitada; (b) No emplear a la fuerza aérea sobrevolando territorio de ese país sino hacerlo a la distancia; (c) Atacar específicamente la zona de Isfahan, una ciudad que alberga un importante número de instalaciones militares, nucleares y de investigación, pero no impactar ninguna de esas instalaciones, sino una base aérea ubicada en las afueras de dicha ciudad; (d) Mandar con ello varios mensajes, el primero, acerca de la capacidad de Israel de llegar hasta ese territorio y su potencial de daño al respecto, pero también un segundo, mediante la ya muy conocida ambigüedad estratégica al comunicar, y a través de la confusión informativa generada, abrir una ventana para que Irán interpretara esta acción como un intento por no escalar más la situación de lo que ya estaba y acaso retornar el enfrentamiento entre ambos actores al nivel de “bajo perfil”.

5. La respuesta política por parte de Irán, fue elocuente. Varios funcionarios iraníes negaron que hubiese siquiera ocurrido tal ataque. Otros funcionarios lo reconocieron, pero minimizaron su importancia asegurando que no había ocurrido daño alguno. No hubo fuente iraní oficial alguna que indicara que el autor de los ataques hubiese sido Israel. Es decir, Irán decide no atribuir el golpe a algún actor específico y, por tanto, no se autoimpone la necesidad de responder. Así, se filtró en medios que Irán no estaba preparando represalias, que abría su cielo a la navegación aérea y que retornaba a actividades normales.

6. En otras palabras, y por ahora, parece haber un acuerdo tácito entre las partes de que este no es el momento de seguir escalando las hostilidades entre ellas, que es mejor retornar a la ambigüedad informativa, a la no atribución y, por tanto, a su muy larga confrontación de baja intensidad o bajo perfil.

7. Aún así, no hay aún nada resuelto. Los sectores más duros en Israel podrían presionar a Netanyahu para continuar ataques dentro de territorio iraní y en un momento dado, Irán podría responder reactivando la espiral. Además, mientras el conflicto en Medio Oriente continúe tanto en Gaza como en otros frentes con aliados de Irán (por ejemplo, los houthies o Hezbollah), la situación siempre corre el riesgo de deterioro.

8. Por ahora, sin embargo, la atención global probablemente regresa a Gaza, para retomar el tema en el punto en el que se quedó. Las negociaciones por un cese al fuego y la liberación de los rehenes israelíes continúan sin dar frutos, y ahora Qatar está reevaluando su rol como mediador. Israel que había retirado a la mayor parte de sus tropas de la franja está tomando pasos para incrementar nuevamente su presencia, aunque no al mismo nivel que antes. La crisis humanitaria que continúa. El tema de la ofensiva israelí en la ciudad de Rafah, a donde se tuvo que desplazar la mitad de la población de Gaza, está nuevamente sobre la mesa. Todos estos aspectos volverán a marcar la conversación en los días que siguen si es que, efectivamente y por ahora se confirma que la escalada entre Israel e Irán ha logrado ser desactivada.


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