Si nos guiamos por el inicio de las campañas políticas de este proceso electoral, lo primero que vemos es que las mujeres no son tan diferentes de los hombres, pues ambas siguieron los mismos formatos de discurso que sus antecesores. Una, la formalidad y, hasta cierto punto, un similar formato que su mentor, no sólo en la forma, sino en el fondo -con sus 100 compromisos- y dejando claro que la continuidad con ajustes será su proyecto. Otra, la dispersión y ausencia de un discurso propio, que hace y dice lo que sus ventrílocuos quieren, sin conectar con lo que se supone es su base electoral, pues su objetivo es solamente atacar y criticar los avances del gobierno, empezando por el tema de la seguridad.

Me hubiera gustado un nuevo formato de discurso, sin leer las 100 hojas de Claudia, sino el uso de un teleprompter, que la haga ver más natural, fresca y segura, como hacen en otros países. Igual, desearía que, por lo menos, Xóchitl tuviera tarjetas con temas, para obligarla a no dispersarse o perderse en una multitud de cosas que trae en la cabeza y que no logra ordenar. Ella habla mientras piensa y Claudia piensa antes de hablar y contestar. Son estilos muy diferentes.

Me llama mucho la atención la imagen que proyectan ambas -ahí si hay gran diferencia con el género masculino-, pues de alguna manera ambas les atrae los detalles indígenas o floreados bordados, aunque sea en partes del atuendo, donde, de una u otra forma, se identifica la mayoría de la población, pues es lo mexicano. Nunca me han gustado las acuarelas en el rostro de la mujer, prefiero la naturaleza viva, pues en el caso de Xóchitl le trata de esconder los rasgos indígenas -sin lograrlo- que debiera mostrar con orgullo, mientras que en Claudia la hace ver por momentos acartonada. Debe soltarse el cabello.

Sobre el candidato Máynez sólo diré que, si bien hay un cambio de moda en el vestir, que proyecta cierta informalidad -en boga entre las nuevas generaciones-, su discurso y propuestas son malísimas y vacías de contenido y credibilidad.

Donde sí hay diferencias, y enormes, es entre las candidatas y el candidato, no sólo de forma, sino de fondo que, me parece, marcarán

el rumbo hasta el final del camino. Esto es, no hay manera de evitar la derrota de la oposición.

Y las diferencias comienzan con los números del momento, donde Claudia saca ventaja en las preferencias electorales: entre 25 a 30 puntos porcentuales a Xóchitl y 50 o más puntos a Máynez, casi imposibles de superar. Luego aparece la experiencia, donde la candidata de MORENA viene de gobernar bien la capital, no sólo del país, sino de Latinoamérica, dónde entregó buenos cuentas. Igual sucede con la preparación académica y científica, donde doctorado mata licenciatura o maestría, además de lo que transmiten los tres, donde Claudia emite seriedad, estructura y equipo; Xóchitl, dispersión y soledad; y Máynez, fiesta y más fiesta.

Empecemos con Claudia y el proyecto transexenal de MORENA que busca, en primer lugar, dar continuidad a todo lo iniciado por AMLO, tanto en lo que se refiere a las obras de infraestructura, como a los programas sociales y la seguridad pública, sin olvidar los temas de género, identificados como los temas más importantes de su discurso.

En cuanto a las obras de infraestructura, no sólo se busca terminar algunas de ellas, sino consolidarlas, además de proponer el inicio de otros proyectos carreteros, puertos y ferrocarrileros que garanticen la movilidad de pasajeros, pero también de carga por toda la república.

Sobre los programas sociales, no sólo seguirán vigentes, sino se ampliarán en algunos casos, como los apoyos que se brindarán a mujeres de 60 a 64 años. Además de las acciones de prevención de la salud a niños y niñas y las oportunidades de educación superior a jóvenes, a fin de reducir las brechas que aún nos separan en ambos rubros.

El tema de seguridad que, en mi opinión es el mayor reto del país, se seguirá con la estrategia de seguridad, aunque habrá ajustes en los 5 ejes principales: atacar las causas; consolidar la Guardia Nacional y su adscripción a la SEDENA; coordinación estrecha con fiscalía general y estatales, además de policías estatales; fortalecimiento de las instancias de seguridad nacional; y reforma judicial. Es decir, se pondrá en práctica el modelo de la CDMX, quizá con Harfuch al frente.

El des – proyecto de Xóchitl se enfoca a atacar todos aquellos temas sensibles, considerados puntos débiles del gobierno, empezando por la seguridad pública, la salud, la educación y el manejo de la economía, además de todos los traumas políticos que se les ocurran a los ventrílocuos de la oposición. En seguridad sólo tiene ideas sin articulación alguna, pues toma partes de la estrategia de su mentor Calderón, de su ídolo Bukele (súper cárcel) y hasta del modelo yucateco. Tampoco tiene un equipo, pues se le ve sola, deambulando por las calles y plazas -como la llorona-, en busca del voto, pues nadie quiere quemarse, ni siquiera Santiago.

Y ni cómo ayudarle. La única oportunidad de subir sus votos quizá sean los debates, donde seguramente usará los puños para tratar de golpear a Claudia, aunque pienso que ésta ha aprendido muy rápido el arte de la palabra y la defensa. Además de que tendrá que lidiar con Máynez primero, cuya tarea será atacar a Xóchitl. Total, creo que los debates tendrán poco impacto para cambiar el orden de las cosas.

Aquí hago un alto y me pregunto: siendo tantos y tan poderosos los enemigos de AMLO, y que están escondidos detrás de las faldas de Xóchitl, ¿cómo fueron tan simples e ingenuos en creer que la sociedad mexicana se iba a tragar nuevamente el cuento del merolico que se convirtió en presidente (Fox)? Y, peor aún, ¿cómo no fueron capaces de rectificar su error al ver que su plan no les resultó?

Y la única respuesta que encuentro es que siguen actuando con el hígado inflamado y graso y no con la cabeza fría y la razón; que no son objetivos, ni reflexivos; y que no han superado la pérdida del poder, ese que los vuelve y los trae y traerá locos, pues van a perder de nuevo.

Estoy seguro de que, en estos 90 días de campaña, las mujeres candidatas tendrán que definir muy bien sus estilos –una más que la otra-, pues lo menos que podemos esperar los desplazados hombres es una nueva forma de hacer política y gobernar con aroma de mujer….

Mario Alberto Puga

Politólogo y ex diplomático

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