Mientras más de una decena de casas recién terminadas en Valle de Bravo se ofrecen a la venta en alrededor de 70 millones de pesos, la presa de agua de aquel lugar, que debiera estar al 85% de su capacidad, registra solo 32.5%, según datos de la propia Conagua. Sabemos desde hace más de una década que la tala de árboles indiscriminada para la construcción residencial ha sido poco prudente y llena de autorizaciones ambientales sospechosas o con límites incumplidos sobre esta Área Natural Protegida del Estado de México. Sabemos también que este municipio es favorito de la clase alta chilanga, para sus fines de semana o sus semanas completas desde épocas de la pandemia. ¿Y a ellos les importa que se termine el agua? A algunos poco, porque tienen su propio laguito en casa. Y a otros también poco porque tienen casa en Vail para esquiar en nieve, que hasta les gusta más.

El estado de México y este municipio, históricamente gobernados por el PRI, ahora pertenecen a Morena. ¿Qué ha cambiado? Nada. Los árboles se siguen talando. El lago se sigue secando. Las mansiones se siguen construyendo. ¿Cuál es la diferencia? Ninguna. Los ricos de antes no son distintos a los ricos de ahora. Durante 2023, según datos de Mexicanos contra la Corrupción, el 80% de los contratos gubernamentales se entregaron por adjudicación directa. ¿Quiénes han recibido esos contratos? Los nuevos ricos o algunos de los ricos de antes. ¡Qué importa! Las adjudicaciones directas en vez de licitaciones, algo que en este sexenio nunca cambió como se había prometido. El abuso del poder público de antes no es distinto al abuso de ahora.

Quienes han ido a protestar afuera de las oficinas centrales de la Conagua, por la situación crítica en el sistema Cutzamala han sido los pobladores, los vallesanos. Piden que se deje de extraer agua de la presa para evitar que ésta se seque, porque más de tres mil familias -agricultores y lancheros- dependen económicamente de sus actividades en el lago de Valle. Los manifestantes denunciaron la existencia de casi 300 lagos clandestinos, según una nota publicada ayer en este mismo diario. Estos lagos son utilizados para sustraer ilegalmente el agua para comercializarla. ¿De quién son o por qué no los han clausurado? La presidenta municipal, Michelle Núñez, no habla de ello.

“En México vivimos una desigualdad por diseño”, dice Alexandra Haas, Directora Ejecutiva de Oxfam México, en un artículo publicado hace unos días en la revista de la UNAM. “Nada está articulado para generar bienes y servicios públicos duraderos”, agrega. “En la desigualdad por diseño, el Estado no tiene que esforzarse para que todas las personas tengan bienestar; solo tiene que mantener las condiciones mínimas para que florezca el mercado”.

El nuevo whitexican no es la bola de memes mal empleados muchas veces con este término, popularizado en 2018. Es algo mucho más grave que en nada cambió la autollamada 4T, aunque presuma mintiendo que lo ha hecho. Whitexican no es fifí. Whitexican es lo que Haas bien describe: el sistema y el acuerdo entre empresarios y gobiernos. Parte de ese acuerdo es que unos no pagan impuestos, o pagan muy pocos y otros siguen sin cobrárselos. Ahí ambos ganan. En este caso, los vallesanos pierden.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS