La terminación de un año calendario y el inicio de uno nuevo suele implicar importantes reflexiones sobre lo que vivimos y aprendimos y también sobre las expectativas, planes y proyectos de lo que esperamos para el futuro. Sin duda 2023 nos deja importantes aprendizajes y lecciones sobre lo que se puede hacer y lo que no se debe hacer, y aplicarlas para 2024, veamos lo relativo a lo económico.

Luego de un inicio especulativo producto de la incertidumbre que provocaba el temor de que la economía norteamericana cayera en recesión en una suerte de conjunción con la débil recuperación de la economía mundial, el desempeño de la actividad económica en México dio muestras de la capacidad de recuperación y de solidez. Trimestre a trimestre el PIB creció en términos anualizados por arriba de 3%, ciertamente en comparación a 2021 y 2022 estas tasas son moderadas, es importante tomar en cuenta que en esos años experimentamos el efecto rebote de la salida de la pandemia y 2023 representa un crecimiento más orgánico y que debe ser fortalecido para 2024. Nuestra expectativa apunta a un buen cierre para el cuarto trimestre cercano a 3.5%, y en todo 2023 habremos crecido 3.4%.

Los factores determinantes de este comportamiento son más internos que externos, específicamente la fuerte demanda representada por el gasto de consumo influenciado por la mejoría en los ingresos laborales en el segmento de la ocupación formal, aunado a los mejores ingresos de los segmentos informales en términos de transferencias que se reciben vía los programas sociales. Mención especial se lleva el “romperécords” crecimiento de las remesas familiares, que han superado a casi todas las fuentes de ingresos externos como el turismo, la venta de petróleo e incluso la inversión extranjera directa. Esta dinámica proviene de la mejoría en el mercado laboral norteamericano que favorece a los migrantes que pueden enviar más recursos, para una buena proporción de hogares receptores estos ingresos son el verdadero ingreso laboral.

Cabe señalar que la actividad exportadora manufacturera es la más importante de las fuentes de ingresos y se ha consolidado a lo largo de los años gracias a los tratados comerciales especialmente el T-MEC.

La inversión es el otro determinante de los buenos resultados económicos de 2023 y que si se estimulan de manera correcta podría seguir favoreciendo un buen desempeño en 2024. En los primeros nueve meses del año la inversión pública creció 21.3%, su mejor comportamiento para un mismo periodo desde 2008, estimulada por las obras bandera de la saliente administración federal; en este contexto, la inversión privada avanzó 19.2% anual en el mismo periodo, comportamiento no registrado desde 1996, según los indicadores dados a conocer por el Inegi.

La Inversión Extranjera Directa requiere una mención especial. Desde 2021 se ha comportado de manera estable y si bien se estima que se irá acrecentado en los próximos años. Sin embargo, no es claro que esta dinámica sea realmente resultado del proceso del llamado nearshoring, han surgido importantes anuncios de inversiones debidas a la relocalización, pero aún no se concretan, es necesario establecer en 2024 una auténtica estrategia que permita ganar el mercado que está dejando China y que están aprovechando países como Taiwán. La cercanía es buena pero no suficiente, se requiere ser más competitivos.

El año 2023 también se caracterizó por mostrar los alcances y los límites de la política monetaria; los niveles de inflación se han moderado reduciéndose de tasas superiores a 8% a niveles cercanos a 4%. Sin embargo, la restricción monetaria ya no está siendo eficiente, se requiere estimular la productividad e incrementar la oferta de bienes nacionales para alcanzar los objetivos de inflación.

Finalmente, no podemos dejar de lado que 2024 será un año de elecciones lo que implica un mayor gasto público, el cual lamentablemente se sostendrá de endeudamiento y de la utilización de los excedentes petroleros que de manera deliberada se pretende generar tras fijar un relativamente bajo precio de exportación de la mezcla mexicana, lo que representará alrededor de 300 mil millones de pesos; este gasto estimulará el consumo y el crecimiento, pero podría dejar bastante descobijada a las finanzas públicas, poniendo en dificultades al nuevo gobierno.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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