Una de las premisas hacendarias más promovidas por el actual gobierno ha sido que no se crearán ni incrementarán impuestos y no aumentará la deuda, lo cual relativamente se había cumplido hasta el último año de gobierno. En este contexto y ante la necesidad de recursos para financiar los programas de infraestructura y de transferencias sociales, se implementó una estrategia llamada por el SAT como ABC: Aumentar la eficiencia recaudatoria, Bajar la evasión y elusión fiscal y Combatir la corrupción. En las dos primeras sin duda ha habido resultados destacados, se ha incrementado la recaudación empero sin cumplir la meta establecida por la LIF correspondiente.
Durante los primeros cinco años de gobierno, los ingresos tributarios se han incrementado de manera consistente, entre 2019 y 2022 pasaron de 3.2 billones de pesos a 3.8 billones, lo que representa un incremento de 19.0% en términos corrientes; sin embargo, el efecto inflacionario mermó la recaudación durante ese periodo, ya que el incremento real fue de apenas 1.0%.
Dentro de la recaudación secundaria se identifican varios programas que instrumenta el SAT mediante los cuales busca combatir la evasión y elusión fiscal, ya sea mediante acciones sin necesidad de fiscalización o con actos de fiscalización. Los del primer tipo se consideran medidas de eficiencia recaudatoria e implican seguimiento a la presentación y pago oportuno de declaraciones, deudas y el seguimiento a situaciones atípicas. Las que sí ameritan fiscalización consideran el seguimiento estrecho a operaciones de comercio exterior, a los grandes contribuyentes y a contribuyentes que lo ameritan. Así, la recaudación secundaria pasó de 14.9% del total en 2020 a 14.7% en 2021 y a 16.2% para 2023, dado el impulso en la recaudación es previsible que la contribución haya aumentado, evidentemente estos programas representan una vigilancia más acuciosa de las obligaciones establecidas.
Ahora bien, es de destacar que aun con las acciones de vigilancia y fiscalización y la creciente recaudación, con excepción de 2021, desde 2019 no se ha alcanzado la meta establecida en la LIF aprobada para cada ejercicio.
Entre 2019 y 2023 se dejaron de recaudar, según lo establecido en las correspondientes LIF, poco menos de 479.9 mil millones de pesos, monto que a todas luces significa un boquete en las finanzas públicas, lo que habría llevado a considerar acciones para compensarlos, ya sea recurriendo a otras fuentes de ingreso (deuda) o a la reducción en el gasto. Sin embargo, durante estos años la administración federal prefirió echar mano de los ahorros con los que se contaba, tanto en los fondos de estabilización, cuyo saldo en 2018 era de 388 mil millones de pesos, y de los más de 68 mil millones que se encontraban disponibles en los 109 fideicomisos extintos en 2020.
Para 2024 la recaudación esperada es de 4.9 billones de pesos, y ciertamente ya no se cuenta con los ahorros de años anteriores lo que quedó claramente asimilado con la decisión de solicitar un endeudamiento de 1.9 billones de pesos, de tal suerte que, si se vuelve a presentar la insuficiencia recaudatoria, el gobierno en su último año ya no tendría opciones para financiar un nuevo boquete, si bien habría que considerar los excedentes petroleros que deliberadamente se decidió crear al fijar un precio del petróleo relativamente bajo.
Ahora bien, la insuficiencia recaudatoria también se manifiesta en el bajo monto de recaudación como porcentaje del PIB, el cual durante los últimos cinco años ha representado alrededor de 14%, uno de los más bajos entre los miembros de la OCDE, cuyo promedio es de 33% del producto. Esta situación es resultado de la ausencia de una reforma hacendaria que permita elevar las capacidades financieras del gobierno (la eficiencia recaudatoria y la mayor fiscalización no son suficientes), en especial para un gobierno que busca cada vez más asumir el papel de proveedor de bienes y servicios, y ante los compromisos que significaría incrementar las aportaciones a la seguridad social que implica una posible reforma al sistema de pensiones.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.
