La semana pasada recibimos un golpe de realidad: la trayectoria del país sigue sin cambios, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, continua el mismo patrón a pesar de la necesidad de ajustar la política económica frente a los extraordinarios eventos del 2020. La pandemia que el mundo experimenta, la disrupción en los precios del petróleo y la debilidad económica y financiera de México no hacen mella en las acciones gubernamentales. Es difícil poder contener los efectos económicos ante la ideologización de la economía.

Dicho de otro modo, no se trata de perder el objetivo de atacar la corrupción, la desigualdad y de construir un México diferente, pero ello debe hacerse en función de las condiciones y coyuntura que se viven en el momento.

Los Precriterios Generales de Política Económica presentados por la SHCP el 1 de abril ya mostraban una muy optimista perspectiva para 2020 y con ello una recuperación en 2021 que se ve difícil de concretar. En Consultores Internacionales hemos planteado una caída del PIB de al menos 4.2% en el año y una pérdida de empleos de alrededor de 300 mil en el mejor de los casos.

El mensaje presidencial del domingo 5 de abril plantea apoyos a algunos sectores, pero sobre todo reitera que la inversión pública, el ataque a la corrupción y el uso de los recursos reservados -como el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios y los fideicomisos eliminados- serán suficientes para contrarrestar los efectos provocados por las ya mencionadas condiciones sanitarias y económicas.

Los organismos empresariales han planteado una propuesta de acciones económicas que ayuden a mantener el empleo, la actividad económica y hasta cierto punto la estabilidad financiera del país que complementan las medidas expresadas por el gobierno federal, no obstante, no fueron consideradas en el plan presentado. La propuesta es defender a las empresas que en este momento soportan la estructura vertebral de la actividad económica y el empleo; en especial las micros, pequeñas y medianas empresas que representan cerca de 4.5 millones de establecimientos y generan más de 80% del empleo formal. El hecho de que lo anterior no esté en la agenda causará una enorme pérdida de empleos, grandes problemas económicos y sociales para el país, contrastando con los objetivos de erradicar la desigualdad y corrupción.

La pandemia seguramente será controlada en el mundo y en México, lo importante es hacerlo a tiempo y de manera eficiente y eficaz, con la menor pérdida de vidas, pero también tomando las medidas para proteger la economía. La pregunta que debemos hacernos como país es: ¿qué pasa después de la emergencia sanitaria?

De no tomar medidas urgentes para la protección de las empresas -no de los empresarios- y el empleo, nos enfrentaremos a un segundo semestre de 2020 y un 2021 con una imposibilidad de retomar el crecimiento y una estructura productiva colapsada que difícilmente podrá recuperarse en el corto plazo. Las cadenas de producción nacionales no podrán restaurarse si no existen elementos que lo permitan. Ni qué decir de los problemas sociales que se presentarán ante la falta de ingreso de las familias. Es una irresponsabilidad dejar a las empresas a la deriva, sin mercado y sin expectativas.

Es por eso que en Consultores Internacionales planteamos la necesidad de prepararse para condiciones adversas en el ámbito de negocios, la falta de ingreso en las familias retrasará la reactivación del consumo, la posibilidad de recuperar los niveles de producción también estará comprometido; es por ello imperativo hacer un análisis de las circunstancias específicas de los sectores y de las empresas, revisar los riesgos y los daños que estas circunstancias puedan ocasionar en las organizaciones y establecer una ruta de acción específica.

A pesar del entorno adverso, las oportunidades siempre existirán; las naciones se darán cuenta del alto riesgo de depender de China como la “fábrica del mundo” y ello abrirá posibilidades y oportunidades para México en este ámbito, el país debe desde ahora tener visión de largo plazo para abordar estas oportunidades; para ello, la administración debe alejarse del discurso actual y proponer un esfuerzo colaborativo con todas las instancias económicas, políticas y sociales.

Las empresas corren ya el riesgo de lograr subsistir, por lo que es necesario hacer los ejercicios internos de planeación del cortísimo, corto y mediano plazo, e identificar las posibilidades de adaptación a una nueva época post-pandemia.

México en su conjunto debe levantar la mira, el futuro es de quien lo concibe y lo implementa, tenemos una gran oportunidad, la cual se verá rápidamente diluida con el plan actual presentado, que resulta insuficiente para lo que todos deseamos como país y como sociedad.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C. 

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